!!Al fin me muevo!!

17.01.2009

Todo llega y mi viaje no iba a ser una excepción. A pesar de los follones de días precedentes en Barajas mi vuelo no registra incidentes ni retrasos. Todo transcurre con suavidad, la facturación, el tramite aduanero, el embarque, etc, y pienso en aquel refrán de que ..." lo que bien empieza..."

La cosa sigue en racha pues mi compañera de asiento en el avión camino de Caracas es venezolana, Xiomara, una psiquiatra de Caracas de vacaciones en España, de donde viene entusiasmada. Aprovecho la coyuntura para informarme sobre el país y me deja bastante preocupado con el tema de la seguridad en ciudades como Caracas, Valencia, Merida y otras que tengo la intención de visitar. A pesar de todo no estoy dispuesto a dejarme asustar y consigo derivar la conversación hacia lo que me interesa de Venezuela, sus paisajes y paisanajes, aunque cada vez que me descuido retoma el tema de lo mal que esta el país con Chaves.

Cuando llegamos al aeropuerto de Maiquietia tuve una sensación ambivalente, por un lado la hospitalidad que Xiomara me ha brindado ofreciéndome alojarme en su casa me reconforta, pero por otro la nube de cambistas que me asaltan para intentar cambiarme dolares o euros por bolívares, mas la de taxistas, mas la de oferentes de alojamiento me abruma, eso unido a una asfixiante temperatura de casi 30 grados (en Madrid estábamos a cero). Decido aceptar la hospitalidad de Xiomara a la que ha venido a buscar su hija y su yerno. Una vez fuera del aeropuerto las sensaciones de Venezuela son francamente tristes: suciedad, abandono, casas desastrosas tipo favelas amontonadas como en una colmena, gentes deambulando por las carreteras, enormes coches americanos circulando en un estado calamitoso, etc.

Afortunadamente me repuse rápido gracias a la maravillosa hospitalidad, simpatía y cordialidad que me mostraron tanto Romulo, el marido de Xiomara como sus hijos: Paula, Marcel y sus respectivas parejas. Era viernes y como tienen una casa de campo a una media hora de Caracas en un paraje maravillo, se suelen quedar a dormir el fin de semana por lo que tuvieron que reacondicionar alguna habitación para poderme alojar.


Después de la cena y de varios "tragos" la tertulia duro hasta las 5 de la mañana. Al día siguiente me agasajaron igualmente con un asado y una excursión al restaurante de un amigo uruguayo que tiene una casa rural en medio de una lujuriante selva tropical perfectamente acondicionada por el que es escultor. Después de un día tan intenso me siento un poco agobiado con tanta atención y me voy a la cama temprano y sin cenar para salir al día siguiente camino del "infierno de Caracas".

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