25.04.2009:
Continúo con la exploración del desierto y hoy voy a visitar varias lagunas enclavadas en los valles andinos que conforman la Alta Puna (a una altitud cercana a los 3500 msnm). En un pueblecito indígena llamado Toconao se encuentra la primera de las sorpresas que encierra el desierto: un río que pasa encajonado en una profunda garganta a cuyas orillas crece un autentico vergel: higueras, granados, limoneros,maíz, papas, tomates, porotos, chiles, etc.. El pueblo, en cambio, al estar sobre la meseta, es un puro arenal, todo gris con calles de tierra que, cuando sopla el aire -lo que aquí ocurre con frecuencia- forma una especie de remolinos que parecen mini tornados.
Los habitantes originarios de estas latitudes tienen una marcada ascendencia indígena y un orgullo de pertenencia muy arraigado. Hay una cierta saturación de letreros por todo el desierto en los que se hace mención a la pertenencia de las tierras, las lagunas, etc., a la, así llamada, comunidad atacameña. En cada lugar a visitar (a veces una minúscula laguna) hay que pasar por "caja" y, junto con la entrada, te dan un tríptico con una brevísima descripción del lugar y una extensísima explicación histórico-sociológica de los "Likan-Antay" (que era su denominación original y significa "los hijos de la Tierra"), ahora reconvertidos en "atacameños" y viviendo, casi en su totalidad, del turismo.
Las lagunas altiplánicas y su entorno, como casi todo por aquí, son de una rara belleza y de una pureza original. A esto contribuye la presencia de una rica fauna propia de estos hábitats y que es imposible encontrar en otros entornos al ser endémicas: flamencos capaces de filtrar aguas casi venenosas y con altisimas concentraciones de sales minerales, zorros casi tan pequeños como las presas de las que se alimentan (las bizcochas una especie de conejo con unas enormes orejotas), huanacos salvajes muy parecidos a cervatillos, ñandúes con enormes patas y veloz carrera (son los primos americanos de los avestruces), etc.. Hay por todas partes llamas y alpacas, pero estas dos especies son domesticas a las que se dejan pacer a su aire durante el día y por las noches se las lleva al redil.
Entre la altitud y el calor acabo hecho polvo y con dolor de cabeza, pero contento.... "sarna con gusto no pica".
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