Como las cabras: de risco en risco y cuesta arriba

06.04.2009


Estos dos días de "regalo" forzoso que debo pasar en El Chalten voy a intentar exprimirlos a tope: "al mal tiempo buena cara", así que voy a hacer el treking largo (alias pateo), el que llega a los pies mismos del Chalten/Fitz Roy (que son de las dos maneras que llaman a esa montaña) y cuyo ultimo tramo de dos horas solo lo recomiendan hacer a los montañeros expertos y escaladores (yo, después de haber subido al Rorayma en Venezuela me he incluido -por la cara- en dicha categoría). Como la primera parte del camino es la misma que hice el primer día, hoy me he parado a apreciar los detalles que, cuando estas en presencia de un coloso de la naturaleza como estas montañas, no se aprecian al tener siempre la vista fija en su imponente mole (pasa como en los concursos de belleza, que la peor puntuada -la menos guapa- del certamen no llama la atención de nadie, pero que en cualquier otro ambiente atraería, de inmediato, todas las miradas). Se pasa por virginales ríos, impolutos, que nacen unos pocos kilómetros mas arriba de las aguas del deshielo de los glaciares; por elevadas caídas de agua desde los montes; por bosques que harían las delicias de cualquier "gnomo"; por valles profundos; por llanuras extensas, ¡y todo lo eclipsa el majestuoso macizo nevado!. Hoy he intentado hacerles justicia a todos ellos parándome a contemplarlos y a inmortalizarlos para mi recuerdo tirándoles unas fotos.


Los carteles del parque van anunciando la que se avecina: "..sendero peligroso -solo escaladores" y no mienten. Los últimos 500 metros (mas de una hora de subida por lo empinado) están llenos de piedras y rocas sueltas, con el agravante de que las primeras nevadas y la helada de la madrugada lo han dejado hecho una pista de patinaje. Con mucha precaución y a mi pasito logro coronar la cuesta y la recompensa que obtengo vale con creces la subida ¡y varias mas que pongan!. El Fitz Roy parece estar ahí mismo, al alcance de la mano ¡con lo lejano que se veía -perdón, intuía- el primer día que subí al mirador!. Y ahora estoy justo donde empiezan las cordadas de escaladores a hacer camino a la cumbre. Me siento a la orilla de lago-glaciar a comerme un trozo de salami que compré ayer y que, al probarlo por la noche, me pareció bastante malo y que hoy, aquí, me ha sabido a gloria bendita. Rodeando el lago descubro una cascada y, al fondo y bastante mas para abajo, otro lago: el que alimenta el monte-glaciar llamado Poincenot, de un azul intensisimo, precioso y que, por alguna razón que desconozco, le llaman "Laguna Sucia".



En el albergue hay un japonesito que se pasa las horas muertas trabajando en su portátil y que, por la velocidad a la que lo hace, debe ser un profesional del tema. Voy a ver si le pregunto como limpiar la cámara del virus ese y, de paso, a ver porque no puedo colgar vídeos en el blog, porque de poder el de la excursión de hoy hubiera hecho las delicias de quien lo viera. Veremos si me aclara algo.

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