11.04.2009:
Hoy me he apuntado en el albergue a una excursión para recorrer la ruta de los 7 lagos que están en la orilla contraria del lago Nauhel Huapi en Bariloche y pertenecen a la provincia de Neuquen . Sale apenas 8 euros mas cara que hacerlo por mi cuenta pero aquí somos un grupito pequeño y podemos parar en todos ellos y el conductor va haciendo de guía dando informaciones útiles y curiosas sobre los lugares por los que estamos pasando. Se cruza por el un par de pueblitos muy lindos: Villa la Angostura y San Martín de los Andes. El viajecito es una pura delicia, no sabes por que lado de la ventanilla mirar. La sucesión de lagos es casi continua: Correntoso, Rucamalen, Portezudo, Villarino, Falkner, Hermoso, Meliquina, Escondido, Espejo (ya van mas de siete), ademas se pasa por el Cerro Encantado, una formación geológica en que la erosión ha formado una especie de figuras: la leona, los reyes magos, el oso, el inevitable "dedo de Dios" (en todos los lugares hay uno), etc., es como la Ciudad Encantada de Cuenca.
Tengo ademas la suerte de ver algo poco habitual -según el conductor- una comunidad al completo de los escasisimos indios mapuches puros que quedan (el ejercito argentino -y previamente nosotros- los combatió con tesón por su resistencia a la ocupación, aculturación, evangelización, etc.. y en el siglo XIX prácticamente los llevó al exterminio). En el año 1984 unas pocas familias mapuches reclamaron al gobierno argentino reparaciones e indemnizaciones por aquellas atrocidades y por la expropiación forzosa y gratuita de sus tierras. Ganaron el pleito y les concedieron terrenos en el actual Parque Nacional Lanin, en Neuquen, pero viven muy dispersos en estancias alejadas unas de otras criando ganado, subsistiendo de la agricultura y algunos (muy pocos pues son bastante orgullosos) alquilando cabañas para turistas. Por eso la rareza de verlos agrupados. Al llegar con el minibus a un punto determinado de la carretera hay, cortando el paso, unos jinetes montados a caballo (en aquellas serranías bien pudieran parecer las típicas partidas de bandoleros de Sierra Morena) para dejar paso a una especie de romería o procesión que va hacia una especie de ermita o santuario. Son unas pocas docenas y van ataviados con su indumentaria típica. Uno de ellos me deja tirarle una foto (a otros dos a los que pedí permiso no me lo dieron, pero no me deja al grupo, solo a él). Espero que prosperen y regeneren su raza y sigan manteniendo ese orgullo que hace que no quieran ser una atracción para turistas. Suerte amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario