18.02.2009:
Después de unos días desligado del blog vuelvo a la carga. En estos días, en Brasil están en carnaval (nos se si coincide con los de Canarias), y eso es decir mucho. No hay ningún aspecto de la vida brasileira que no quede impregnado de ese fenómeno sociológico que aquí es el carnaval: horario de trabajo, fiestas, gentío por todas partes, no hay habitaciones en ningún sitio y las que hay quintuplican su precio, etc...
A pesar de llevar huyendo del dichoso carnaval varios días, no he podido evitar el encontrármelo por doquier y en algunos sitios a lo grande como en Salvador de Bahia que lleva años rivalizando en mogollones con el de Río de Janeiro (colgaré alguna foto otro día).
Antes de esta locura colectiva he estado en un par de sitios interesantes: Sao Luis y Piripiri. En Sao Luis conocí a un par de "ragattzzos" italianos (no se si se escribe así) llamados Enmanuel ("Meme" para los amigos) y Carlo unos auténticos embajadores de su país por el mundo. Gente maja donde la haya. Como llevada unos días sintiéndome solo, su compañía fue un bálsamo para aliviar esa sensación.
Nos acoplamos perfectamente bien y nos pasamos un par de días juntos de sol a sol disfrutando de la compañía. Ademas vivimos una pequeña aventura juntos en el Parque Nacional de Lençois Maranhenenses, un parque de dunas dignas del desierto del Sahara con la peculiaridad de que contiene lagunas de agua dulce entre las dunas dándole una sensación muy pintoresca.
Tanto a la ida como a la vuelta en un camión tipo jardinera al aire con solo una capota que malamente nos cubría del agua que caía a cubos y que entraba horizontalmente dentro empapándonos. Lo bueno fue a la vuelta de las dunas cuando nos ocurrieron un par de "accidentes" con el coche. El trazado, aun sin mas historias, es alucinante pues las ruedas del coche se encastran en las huellas de los que han recorrido ese camino anteriormente formando una huella muy profunda que hace que parezca un tobogán, un "tiovivo" y una montaña rusa a la vez.
Pero es que ademas reventó una rueda y, después de media hora en que pudieron quitarla del eje ¡¡no tenían de repuesto!!, nos metimos en un cenagal del que ya no pudimos salir mas que con la ayuda de otros dos todo terreno tirando con cuerdas. En fin toda una aventura (colgaré alguna foto).
Otro día colgare fotos del dichoso carnaval que me impacto de lleno en Salvador de Bahía.
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