El autobús se demora en la salida desde Santiago casi una hora (luego me entero que hay una protesta de conductores y han cortado alguna avenida dejando abandonados los autobuses) y cuando sale lo hace a menos de 60 km/h con lo que el viaje dura 9 horas en vez de las 7 previstas. Llego a La Serena ya de noche, busco albergue y me preparo unos espaguetis que comparto (he hervido todo el paquete y han salido una montaña) con un chico polaco y un gales. Nos estamos charlando hasta las tantas y me voy a dormir. He contratado para mañana una pequeña excursión a la isla de Punta Choros (choros aquí les llaman a los mejillones). Está en un pequeño archipiélago que forma la Reserva Natural Pingüinos de Humbolt.
21.04.2009:
Como soy el primero en ser recogido por el bus de la excursión me pillo el asiento junto al conductor para ver mejor el panorama (son furgos bajitas y desde las ventanas de atrás no se ven bien los sitios altos y no se tiene perspectiva). El chófer es un tipo interesante que ha vivido varios años en Canadá y en EE.UU. y es un buen guía de esta región. Por él me entero de la mayoría de los datos sobre la zona. El paisaje desde ayer que salí de Santiago ha ido cambiando paulatinamente desde el bosque patagónico a la estepa andina y ahora al semi-desierto. El paisaje ha perdido masa vegetal y ha ganado masa mineral !por donde quiera que mires solo ves piedras! (no rocas... piedras y cantos rodados de algún antiguo curso fluvial de pequeño tamaño) y algún pequeño arbusto. Miles de cardones, retamas y otras plantas bajas que no identifico: cactáceas en su mayoría. Hay toneladas de plantas de áloe. El perfil ha pasado de la montaña majestuosa y muy bien definida a colinas de suaves ondulaciones y pequeña altura.
Me llama la atención las enormes brumas que quedan atrapadas en las cimas y en los valles y lo encapotado del cielo: es como la "panza de burro" canaria pero mas densa y no de nubes, sino de neblina. Le pregunto al guía si abrirá el día y me contesta que no, que ese es un día típico del 90% de los días en esa zona y me explica la razón: la costa del Pacifico está a nuestra izquierda y las colinas pre-andinas a la derecha creando una especia de callejón o cauce por donde transcurre la niebla formada por la evaporación que se produce al chocar las dos masas de agua que forman la corriente fría de Humbolt -que recorre toda la costa chilena- y la masa de agua cálida del Pacifico, pasando el agua de los 20/21 grados a 10 u 11 tras la mezcla. Es un fenómeno conocido como "El Niño" (o la Niña) y que, de cuando en cuando, causa alteraciones meteorológicas muy adversas que se traducen en tragedias.
Esta neblina recibe el nombre de "Kamanchaka" y es una bendición para esta tierra. pues es la única fuente de humedad que se produce en un lugar donde no llueve (una media de 3 precipitaciones anuales -en un buen año-) y los ríos fueron desecados por las compañías mineras para servir de lavado a los minerales extraídos en antiguas minas (ahora no tienen ni agua ni minas en la zona). La "kamanachaka" actúa como los vientos alisios en Canarias (produciendo la "lluvia horizontal"), proporcionando humedad a la escasa vegetación que se da por aquí. A pesar de todo el paisaje es bonito, diferente, pero bonito (sobre todo cuando se mira con perspectiva, pues en la corta distancia si solo te fijas en una porción, la verdad es que es feo). Como la kamanchatka es traída y llevada por los vientos, el paisaje va cambiando con la misma velocidad que estos soplan: despejado... cubierto...despejado....
En la Reserva Marina de los Pingüinos de Humbolt, nos va comentando el chófer, Marcelino, hay abundancia de fauna marina: lobos de mar, delfines, pelícanos, chungungos, albatros, fragatas, etc., sin olvidar a los pingüinos (esta especie de Humbolt no son migratorios, sino endémicos de la zona). Como entre las islas a visitar hay bastantes arrecifes y rocas los botes no pueden ser muy grandes y deben llevar el fondo plano por lo que la travesía es un continuo tobogán.
Llegamos a las tres islas de la reserva y la verdad es que es fantástico ver tanta vida animal en su propio e inalterado hábitat (la barca se acerca con los motores apagados y muy lentamente por lo que los animales apenas se inmutan, ni salen huyendo volando o nadando). El mar es de un color verde intenso y de un agua transparente. El suelo marino -que se ven perfectamente cerca de la costa pues es muy rocoso- y las rocas están llenas de algas gigantes: kelp creo que se llaman, erizos y estrellas de mar, mejillones, lapas, ostras, ostiones y... guanaco en las rocas por "la boca un tubo" (el guanaco es el equivalente, en calorro, a la mierda de gallina). ¡Las aves no acostumbran a ir al baño entre comida y comida ni cambian de sitio... donde les da el apretón...!.
Por desgracia (para los visitantes) los pingüinos están criando en las rocas de las islas y son, prácticamente, invisibles por el buen camuflaje que les proporciona su color que se mimetiza perfectamente con las rocas. Los cientos de delfines que viven en sus aguas deben haberse ido a comer a otro restaurante, pues apenas hemos vistos a una docena de ellos y los lobos de mar están sobando sobre las rocas sin mover un milímetro de su mastodontica mole. A pesar de ello he disfrutado como un chino con un tazón de arroz, sobre todo cuando nos han desembarcado en la única isla en que esta permitido hacerlo al no estar criando en ella fauna alguna y nos han dado una hora de recreo. ¡Ni Robinson Crusoe se lo paso tan bien como yo en su isla!.
A la vuelta en barca nos a sorprendido un fenómeno que llaman "mar de montaña", un mar de fondo tremendo que no produce olas, sino que hace que la superficie del mar se vaya ondulando, haciendo que toneladas de agua suban y bajen en una secuencia tremenda que hace que parezca, cuando bajas, que te va a tragar el agua o que te va a lanzar al aire cuando subes. El griterío de las tres chicas que van en la barca es tremendo y a mi, la verdad, algo de acojone si que me ha dado.
Como a La Serena solo vine a lo de los pingüinos, por la noche al hotel sobre ruedas caminito de San Pedro de Atacama que eso, hablando de desiertos, son palabras mayores.
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