23.09.2009:
Para desesperación mía hoy tampoco han levantado el toque de queda y, encima, lo han endurecido. En la tele se ven imágenes de personas a cientos detenidas en Tegucigalpa y San Pedro Sula (las han encerrado en los estadios de fútbol respectivos, como hicieron los argentinos y chilenos durante Videla y Pinocho... da miedo solo pensarlo).
No solo no hay nada abierto, sino que hoy la policía sí para para pedir papeles -no se si estarán deteniendo- y sancionar a los comercios que no estén cerrados.
Menos mal que estoy alojado en una finca bastante grande con unos magníficos jardines con hamacas en donde tumbarme y esta fantástico para hacer tai-chi. El problema se me presenta a media mañana porque ayer solo comí y cené plátanos y galletas y tengo un hambre de lobo. El vigilante de la finca (el único que esta aquí junto conmigo) me ha ofrecido un café de su termo y me indica que al fondo del jardín hay una naranjo. Me facilita una escalera y me voy de recolección. Pero están bastante ácidas y amargas para comer y no tengo con que hacerme un zumo.
Así que me arriesgo y salgo del campo de concentración en busca de algo que llevarme a la boca. Me dirijo al único sitio que dan comidas en el pequeño pueblo de Los Naranjos que es donde estoy alojado, son poco mas de 700 habitantes. Por supuesto esta cerrado, pero toco a la puerta porque se oye gente dentro (es ademas de comedor la casa de la familia) les cuento mis cuitas y me pasan a la cocina y me sientan en una mesa (no quieren que pase al comedor porque se ve a través de las ventanas y temen que la policía me vea).
Me han preparado un desayuno típico de aquí: dos huevos fritos, dos salchichas, plátano frito, queso, puré de frijoles, aguacate y arroz cocido. !Me he puesto como el el Quico! y hasta he arrebañado el plato!.
Me dicen que puedo ir a comer, pero no a cenar porque cierran a las cinco. Bueno , menos da una piedra, por lo menos si esto se prorroga tengo donde comer algo.
Después de comer a casita que viene el lobo. Yo tenia la intención de buscar algún sitio tranquilo en donde reposar unos días.
Bueno no es lo que yo esperaba, pero al final "no hay mal que por bien no venga" que dice el refrán.
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