05.09.2009:
Me apunto a un tour guiado al volcán Concepción (al parecer no es conveniente hacerlo por tu propia cuenta, pues llegado cierto punto es muy fácil perderse al no haber sendero marcado y ya algún turista la ha palmado por las emisiones de gases tóxicos del volcán). Voy con un grupo de chicos del albergue muy simpáticos. Una pareja de novios, médicos recién graduados ambos, que estudiaron y viven en Londres pero que son, ella de Sry Lanka (la antigua Ceylan) y el de Bangladesh, junto a un chico norteamericano. Nuestro guía es un chiquillo con mas entusiasmo que conocimientos.
Hasta los 700/800 metros la subida es durilla, pero mas arriba la cosa se complica y la cuesta se empina. El viento arrecia fuerte y a esa altura ya no cuentas con la protección del bosque pues solo crecen matorrales. A los 1000 metros el guía nos propone dejarlo en ese punto, pues mas arriba, cuando el volcán expulsa gases, la respiración se hace pesada y difícil y como, ademas, hay bastante niebla la orientación se complica.
Pero los muchachos deciden tirar para arriba y, claro, yo siempre acato las decisiones de la mayoría (sobre todo si formo parte de ella), así que pa'rriba.
A los 1200 metros, y sin ver un pijo, una racha de viento nos trae un fuerte tufo de gases de azufre que nos obliga a taparnos boca y nariz con la camiseta de lo irrespirable que es.
Nueva votación para ver que hacemos. Solo el yanqui quiere seguir subiendo. El sigue y los demás quedamos en esperarle en la cota de los 1000 metros.
Media hora después aparece, como un fantasma entre la niebla, con otro chico. Es un madrileño que ha intentado subir solo, sin guía y ha tenido que desistir del intento por lo difícil del camino (a partir de los 1200 el suelo es de picón y cuesta mucho) y las rachas de gases sulfurosos se hacían cada vez mas frecuentes. Bajamos juntos. Hemos visto varios grupos de monos, montón de loros y poco mas.
Por la tarde... de nuevo tormenta fuerte.
A pesar de la intensa lluvia, a eso de las 7 de la tarde hay en el pueblo un desfile de preparación para las fiestas de la independencia el veintitantos de este mes. Me ha encantado el desfile: docenas de tambores, trompetas, timbales, majorettes, maracas y todo un repertorio de instrumentos que sonaban maravillosamente y bien conjuntados (la mayoría son unos chiquillos, pero le ponen unas ganas locas y sacuden el tambor o bailan con una intensidad que debe ser extenuante, pues ha durado el show casi una hora mientras caía agua a cantaros).
No ha dejado de llover en toda la tarde/noche. Como amanezca lloviendo me daré el piro mas hacia el norte en donde, espero, lloverá menos.
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