19 y 20.05.2009:
He contratado una excursión de dos días para visitar el Cañón del río Colca (el cañón mas profundo del mundo con sus 4160 metros de profundidad máxima y una longuitud de 120 kms).
En este lugar se dan dos circunstancias extremas: ser un profundo tajo rodeado de alguna de las mas altas montañas de América del Sur, los volcanes Coropuna, Mismi, Ampato y Walka-walka, los cuatro de mas de 6000 metros y del Dombota, el Sabancaya y el Quewiska de mas de 5000.
Como antesala del cañón esta el Valle del Colca, una enorme y fértil llanura flanqueada de cerros y volcanes que lo protegen, creando un microclima muy favorable para la producción de todo tipo de frutas y verduras. Ya en tiempos precolombinos las tribus de tiwanakos y, después de la invasión, por los incas lo poblaron y explotaron de forma intensiva (aún hoy los cultivos se hacen en las terrazas y bancales que crearon los incas y utilizan, ademas, el sistema de riego, canales, acequias y aljibes incas).
El mayor pueblo de la zona se llama Chivay y es una mezcla de pueblito rural dedicado a la agricultura y ganadería y la floreciente industria turística. Afortunadamente el tipo de turismo que se practica por aquí, sin ser del todo de aventura, no es de masas y permite que, todavía, los pueblos tengan ese marchamo de autenticidad y sencillez que ya empieza a faltar por muchos sitios.
Amén de ser el cañón mas profundo del mundo y tal, el otro gran atractivo del lugar es su abundante población de cóndores andinos que anidan en sus imponentes y verticales paredes. El cóndor es el ave de mayor tamaño que vuela (el avestruz y el ñandú son mayores pero han perdido la facultad de volar), teniendo un porte con las alas desplegadas de mas de tres metros de punta a punta y un peso entre los 12 y 15 quilos (¡¡pedazo de pollo al horno!!).
Debido a su gran envergadura y peso, apenas baten las alas para impulsarse en el vuelo (de hecho no vuelan... planean) para lo que necesitan que haya corrientes térmicas de aire caliente para elevarse. Esta condición se da en el Cañón del río Colca entre las 8 y las 9:30 de la mañana, cuando el sol penetra en sus profundas gargantas y calienta el aire gélido de la noche.
Al principio se ven, al fondo del cañón, como si fueran golondrinas, desplazándose a lo largo del mismo ida y vuelta. A cada vuelta van elevándose mas y mas y, llegado el momento, pasan delante del mirador en donde estamos apostados levantando exclamaciones de admiración entre los mirones por su majestuosidad y elegancia insuperable (parece mentira con lo feos que son de cara los jodios y parecen bailarines clásicos volando). Solo se les ve mover la cabeza y la cola que les sirve de timón, pero las alas no les he visto mover a ninguno en las casi dos horas en que he estado disfrutando de esa maravilla: entre el gigantesco escenario del cañón y estos danzarines del cielo.
Cuando las corrientes son bastante altas, los cóndores se van disgregando y dispersando en busca de su sustento: los animales muertos que habitan la cordillera: llamas, huanacos, vicuñas, etc. y sobre todo, de los abundantísimos burros salvajes que habitan estas cumbres. En época de parto de los leones, lobos y elefantes marinos, se desplazan hasta la costa del Pacífico -a tan solo 100 kms.- a darse un festín de placentas. ¡Una pasada este viaje!.
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