del 12 al 15.05.2009
Me encamino para La Paz, capital económica y administrativa de Bolivia (que no jurídica, cuya titularidad la ostenta Oruro. ¿A que tu tampoco lo sabias?). De nuevo el autobús cargado de bultos y gentes, con vendedores que entran y salen continuamente del autobús cada vez que se detiene en un semáforo o en una parada. Unos vendiendo comida (empanadas, tortas, etc), otros bebidas de colores chillones. Los hay que te sueltan un rollo tremendo (aprovechando que no tienes escapatoria) sobre las maravillosas propiedades de la !baba de caracol!, o de la pasta de coca (milagrosa para todo, desde tumores hasta verrugas pasando por la curación de todo tipo de dolores, molestias musculares, trastornos propios de las damas, etc., etc..). Me recuerdan muchísimo a los famosos charlatanes o sacamuelas que había antes en las ferias, rastros y mercadillos vendiendo cuchillas de afeitar, peines, ungüentos milagrosos o crecepelos ("oiga caballero no se lo vendo ni por cinco, ni por cuatro, ni......".). Eso sin contar a la legión de niños huérfanos que suben a mendigar unas monedas.
Afortunadamente, !que lujo!, la carretera esta asfaltada, porque el paisaje no es especialmente bonito. Los Andes en plan "tocho", enormes montañotas sin relieve ni vegetación.
A La Paz , viajando en bus, se entra desde las alturas a 3900 metros y la verdad es que cuando ves la ciudad desde arriba la impresión es morrocotuda. Es como un "Belén" gigantesco, un enorme valle rodeado de numerosos y altísimos cerros y nevados con miles y miles y miles de casitas de ladrillo sin enfoscar ocupando hasta el ultimo metro cuadrado del terreno que la vista abarca. Solo las crestas de los picos montañosos están exentas de ocupación humana. El entorno que rodea la ciudad es muy accidentado. Cada cerro confluye, con sus quebradas y valles, en la desembocadura del cauce, ahora seco, del rio Choqueyan y que, en vez de aportarle agua, le aportan ladrillos.
No creo que en toda la ciudad haya mas de dos metros seguidos de terreno llano. Todo esta cuesta arriba o cuesta abajo. Solo hay una avenida principal grande que va tomando diferentes nombres a lo largo de su recorrido, pero que por aquí todos llaman El Prado. La Paz es una ciudad laberíntica en donde casi es imposible no perderse por sus calles (todas atestadas hasta lo inaudito por gentes, puestos callejeros y miles y miles y miles de vehículos de transporte de todo tipo. Desde micros, furgonetas, minibuses, colectivos, taxis, remises, etc., etc..creedme no estoy exagerando lo mas mínimo).
En cambio si lo que quieres es ir al centro, o sea al Prado, es absolutamente imposible perderse, solo tienes que, estés donde estés, bajar las cuestas que encuentres hasta desembocar en el Prado ("todos los caminos conducen a Roma .... y todas las cuestas a El Prado", que dice el refrán ¿o no es así?). Esta orografía de la ciudad no tendría importancia si no fuera porque estando a casi 4000 metros, en donde el mas mínimo esfuerzo, como subir cuestas, te desboca el corazón y te aplasta los pulmones. Dicen los lugareños (llamados "paceños") que la mejor forma de combatir el "soroche" es: ".... caminar lentito, comer poquito y dormir solito". Yo cumplo a rajatabla las dos primeras, pero la ultima no. Yo de media duermo cada noche con 4, 6 u 8 ¡¡y es que... el que vale, vale!!.
A pesar de la enorme polución que soporta la ciudad (en las cuestas los buses, que van siempre cargados a reventar, aceleran a tope soltando una humareda de gas oíl mal quemado que atufa), las vistas de la Cordillera Real con sus impresionantes nevados (volcanes) en especial el Illimani y el Huayna Potosi de mas de 6000 metros, es espectacular.
La mezcolanza entre lo moderno y lo antiguo en sus edificios (en un absoluto "totum revolutum" -toma ya latinajo-), junto con su diversidad étnica en lo humano y la desbordante actividad comercial callejera hacen de La Paz una mezcla dificilísima de definir. A eso hay que añadirle el trafico mas caótico y anárquico que yo jamas haya visto (superando incluso, que ya es decir, ¡a la mismísima Caracas!). Los peatones son tan dueños de las calzadas como los vehículos, con una naturalidad y un desprecio hacia su propia seguridad, aparentemente, suicida.
Al no contar -seguramente por su dificisilísima orografía- con medios de transporte publico masivos (metro, tranvías o buses de gran capacidad), la nube de vehículos que suplen esa carencia (desde motocarros y furgonetillas con 6 o 7 plazas hasta los de mayor capacidad de no mas de 20 pasajeros) es innumerable y los cobradores van vociferando a gran volumen -para hacerse oír- tanto el recorrido como el precio (que es libre y lo suben o lo bajan en función de la hora punta, la competencia, etc.). La algarabía es de un calibre tal que aturde cuando vas dentro de uno de estos cacharros.
El número de vehículos de transporte solo es superado, y amplísimamente, por las miriadas de puestitos callejeros en donde se vende absolutamente de todo lo que uno imaginar pueda. Hay calles enteras, y aun barrios, dedicados a este menester. Se suelen agrupar por gremios, oficios o productos, por lo que te puedes pasar horas enteras viendo puestos y puestos y puestos de lo mismo: ropa, calzado, comestibles (abarrotes aquí), etc., a lo largo de varias calles en una sucesión sin fin.
A la hora del desayuno, comida o cena el espectáculo es muy curioso: cientos de "cholas" con sus ollas, sus sartenes, sus enormes perolas, vasos, cubiertos, etc en las aceras dando de comer a una legión de gente platos enormes de comida variopinta: el sempiterno arroz cocido -es su pan, pues no usan en las comidas- yuca, batata, habas, quinoa, pastas y patatas (en una sucesión y mezcla de todos los tamaños y colores: rojas, moradas, negras, amarillas, blancas, enanas, enormes, redondas, alargadas, cónicas, etc). Ademas de todo tipo y clases de sopas que llevan flotando cosas que soy incapaz de saber que son -y, algunas, con una pinta mas que sospechosa-, y ¡¡la gente, de pie o sentados en las aceras, en medio de la calle comiendo tan ricamente, mientras que cientos de personas y coches pasan rozándoles y atufándoles!!. La verdad es que esto hay que verlo para creerlo.
Enterrada en medio de la zona comercial de San Francisco, en el barrio histórico, esta una calle que, de alguna manera, sintetiza un poco lo que son el resto de los mercados, mercadillos, tambos, mercados negros, etc., (hay un barrio entero dedicado al mercado negro que seria la pesadilla de cualquier multinacional dedicada al comercio -Nike, Adidas, etc..- con las falsificaciones de sus productos mas cutres que uno se pueda imaginar), es la calle Linares mas conocida como "Mercado de Hechicerías" o de "las Brujas", en donde puedes encontrar de todo: desde excelentes tejidos de alpaca y vicuña, junto con maravillosos instrumentos musicales (y sus oponentes, es decir, imitaciones y falsas artesanías "made in China" haciéndose pasar por originales), etc. Pero lo que le da nombre a la calle son las tiendas que venden desde filtros de amor, curas para el mal de ojo, santos paganos protectores de casas, negocios, coches, etc., ídolos de la Pachamama o del Tío, santerías milagrosas de todo tipo, aceites para incrementar la potencia sexual de él o ella, hasta fetos de llama auténticos desecados y otro montón de bichos muertos, enteros o por partes, en polvo, loción, crema, etc., etc., etc.. ¡Un asquito!.
Me he vuelto a encontrar con un vasco de Irun que conocí en Potosí y esta empeñado en que le acompañe a una excursión en bicicleta desde la Cumbre hasta Chacaltaya o Coroico, por la denominada "carretera mas peligrosa del mundo". Es una carretera de alta montaña estrechisima que va bordeando un cañón con precipicios de mas de 600 metros ¡¡y hay trafico en ambos sentidos!! (esta carretera suele salir en presentaciones de Power-point con algunos camiones circulando por ella). Por supuesto que le he dicho que "tururu", que yo soy igual de torpe en bici como montando a caballo (y mas después de leer lo que te dan a firmar los del tour eximiéndose de responsabilidad por caso de accidente grave o mortal -me ha dicho el de la recepción que en los últimos años llevan contabilizados 12 muertos y la tira de accidentes-). A los que acaban la bajada les dan una camiseta que reza: "... yo sobreviví a la bajada de la carretera mas peligrosa del mundo".
En vez de dar pedales yo prefiero dar pasitos, así que al día siguiente me he ido a visitar las ruinas de Tiwanaku por la mañana y el Valle de la Luna por la tarde.
A la mañana siguiente tomo el bus para Copacabana, ultimo lugar boliviano que visitare antes de pasar a Perú. Aquí se encuentra el lago Titicaca que pertenece a ambos países.
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