Egipto era, de todos los destinos previstos en este viaje, el país en el que había puesto mis mas altas expectativas. No en vano llevaba años -pero muchísimos- queriendo venir (ya desde la antigüedad clásica este es un país al que todos deseaban venir. El historiador griego Herodoto -mas de un siglo antes de naciera Cristo- dejó escrito: ".. sobre Egipto hablaré extensamente, por que en ningún otro lugar del mundo hay cosas tan maravillosas ni de una grandeza tan indescriptible.."). .
Y ... no es que me haya defraudado, antes al contrario, la visita a esos lugares para mi míticos como las Pirámides, el Museo Egipcio, Abu Simbel, Luxor y todo lo referente a su milenaria Historia y lugares arqueológicos me encantaron y fueron una experiencia maravillosa (a pesar de las veces que habré visto documentales, fotos, revistas, etc. sobre estos sitios) que colmó esas expectativas con creces ... PERO ... según fueron pasando los días se fue abriendo una especie de brecha en mi cada vez mas grande. Por un lado las maravillosas vivencias que me produce recorrer lugares largamente soñados y ver "in situ" esas maravillas producidas por el Hombre hace miles de años que asombran por la maestría con que están ejecutadas, en que cada detalle te habla de la vida diaria de un pueblo, de un reinado o de las epopeyas guerreras de sus faraones. Que te asombra por la complejidad de su alfabeto jeroglífico que apenas fue traducido hace poco mas de 150 años (a pesar de que, casi cada signo que lo compone, es fácilmente identificable: una cobra, un chacal, una planta de papiro, una flor de loto, un pato, un ibis, un escarabajo, toda clase de aves y animales, figuras humanas ejerciendo sus oficios, etc., etc.) en donde cada lugar te habla de un elaborado y complejo sistema social tan sofisticado que es difícil de explicar como, hace cuatro o cinco mil años (mientras el resto de la Humanidad se dividía en tribus nómadas que se mudaban cuando esquilmaban un hábitat o en poblados sedentarios -muchos cavernícolas- viviendo de una agricultura de subsistencia) en una zona tan, aparentemente, inhóspita -un puro desierto solo dulcificado por las riberas del río Nilo- se pudo desarrollar una cultura tan avanzada cuyas obras, aun hoy en día, asombran a todo el que las ve.
Por otro lado la dicotomía producida por un país como "en estado de sitio" (tanto en El Cairo como en otras ciudades todos los lugares emblemáticos, como plazas, o edificios oficiales están rodeados de defensas con alambre de espino y policías y militares fuertemente armados en cada esquina). Tienes que pasar por detectores y te revisan cada bulto en todas las estaciones de metro, autobús, etc. (a veces tanto a la entrada como a la salida). Para circular por ciertas carreteras tienen que autorizarte y proveerte de un salvo-conducto (para ir en coche desde El Cairo a las pirámides de Saqqara y Dashour pasamos por tres controles en apenas 20 kms y para ir desde Asuan hasta Abu Simbel se tiene que formar una caravana con todos los coches que han sido autorizados -tienes que dejar tu pasaporte para que te autoricen-) para ser escoltados por el ejercito por la carretera hasta las ruinas (285 kms). A la vuelta igual han de salir todos los autobuses en caravana a la misma hora. El trayecto fluvial desde El Cairo hasta Luxor lleva tiempo cancelado y para ir a la Península del Sinai tienes que tener autorización y, si te la dan, no puedes subir al Monte Sinai ni visitar otros lugares emblemáticos como la iglesia de Santa Catalina. El barco que unía Hurgada con Sharm el-Sheik también ha sido cancelado (lo que me ha impedido entrar a Jordania por tierra), etc., etc., etc..
Luego esta lo del "acoso". Pasar de un país, Irán, en donde todo el que se dirigía a ti era para mostrarte simpatía, ofrecerte ayuda o, simplemente, decirte "hello" (hospitalidad en estado puro) a pasar a ser constantemente acosado por todo tipo de vendedores, taxistas, guías, etc., me esta resultando bastante pesado. El que nueve de cada diez personas que se dirigen a ti (con todo tipo de tretas, cuentos y artimañas) traten de sacarte dinero o venderte algo (me recuerdan, en este sentido, a los peores lugares de la India, pero con menos "arte") hace que al final, y por puro cansancio, termines por blindarte y pierdas la ocasión de establecer contacto con alguno -que digo yo que lo habrá- que, simplemente, quiera hablar contigo o conocerte.
Por alguna razón que desconozco parece que cada egipcio que se relaciona contigo (aun en la forma mas peregrina que imaginar quepa o de manera forzada: guardias de templos, empleados de autobuses o trenes, todo tipo de empleados de hotel, etc.) CREE TENER DERECHO A UNA PROPINA. Y quieren ejercer ese "presunto derecho" sin el menor recato o disimulo. A veces en forma de un supuesto servicio (que tu ni has pedido ni deseas) o por facilitarte alguna información (a la que tienes derecho pues se trata de preguntar al empleado de turno donde está esto o lo otro). En fin .. ¡¡un suplicio!!. Como muestra un botón (que se repite en todos los templos y museos): los vigilantes encargados de velar porque en algunos lugares no se tiren fotos, son los primeros que te llevan al mejor sitio para hacer la toma y te indica "foto-foto" para que la hagas. Si picas estas perdido porque no suelen contentarse con cualquier cantidad que quieras darle y te exigen "equis" libras y, si no se las das -porque suelen ser abusivas- se pillan un rebote de cuidado. Yo entiendo que se están "buscando la vida" y que la cosa esta muy mal, pero de eso a abusar de uno .. media un trecho.
Esto, añadido al calor y al Ramadán, me han hecho abreviar y que renunciara a algún destino que tenia en la agenda y a no viajar como a mi me gusta ... recreándome en algunos lugares y dándole tiempo al tiempo.
¡¡A pesar de todo lo anterior .. QUE MARAVILLA DE EGIPTO!!. ¡¡SUCRAM EGIPTO, SUCRAM"
P.S.: Sucram = gracias en árabe
No hay comentarios:
Publicar un comentario