Enterradas en la arena hasta 1920, las ruinas de Jerash son un ejemplo de conservación de una época tan grandiosa como fue la del imperio romano. Entrar en Jerash es viajar en el tiempo, y es casi como estar en la antigua Roma. Esta ciudad que tuvo cerca de 20 mil habitantes, llegó a ser una de las 10 ciudades más importantes del imperio romano.
Pertenecía a la provincia de Gerasa, una de las regiones del próximo oriente del imperio romano. Jerash comenzó aparecer en el “mapa” en tiempos de Alejandro Magno, debido a sus tierras fértiles y por estar dentro de una de las principales rutas comerciales. Fue el general romano Pompeyo quien la integró dentro del imperio y Trajano quien le trajo su mayor periodo de esplendor cuando anexionó el reino de los Nabateos a la provincia de Gerasa. Poco después, con la llegada de Adriano a la ciudad se construyó el monumento más importante de la ciudad, el famoso "Arco de Adriano", dando comienzo a una decadencia lenta que duró varios siglos y que en parte fue empujada con la destrucción de su vecina Palmira, (en Siria en el 273 d.C,) y por el declive del comercio de las caravanas debido al incremento de las rutas marítimas.
En el año 746 d.C. sufrió un gran terremoto que destruyo parte de la ciudad y hasta nuestros días sufrió varias invasiones, alguna que otra cristiana, convirtiendo alguno de sus templos en fortalezas templarías.
Debido a la capa de arena que cubría la ciudad, algo más de 50 cm hasta principios del siglo XX, la mayor parte de los edificios están muy bien conservados, destacando los siguientes:
Arco de Adriano:
El monumento más famoso de la ciudad se construyó para conmemorar la visita del emperador Adriano. Tiene 3 arcos y el mayor de ellos mide 13 m. La parte superior que corona el arco mayor fue restaurada el siglo pasado. El Arco de Adriano actualmente mide 13 m, la mitad de lo que media en el año 129 d.C.
Teatro sur:
Junto al templo de Zeús tiene una capacidad para 3.000 espectadores. Hoy en día alberga ocasionalmente conciertos al aire libre debido a su excelente acústica.
Hipódromo:
Actualmente restaurado llegó a tener un aforo para 15.000 espectadores.También fue un lugar que se utilizó para jugar al polo en el siglo VII.
Plaza Oval:
El exponente de Jerash y el punto de referencia para conocer la ciudad. No está claro cual era su función, quizá un mercado, pero las 56 columnas que la rodean y su suelo perfectamente pavimentado hacen que la plaza Oval sea junto al teatro Sur los dos mejores lugares de las ruinas de Jerash.
Cardo Maximus / Avenida de las columnas:
Construida en el siglo I d.C. ocupó la principal vía de la ciudad. Aún se puede observar las huellas de los carruajes y las diferentes alturas de las columnas debido a que en aquel tiempo las casas o las tiendas que ocupaban esta impresionante avenida tenían diferentes alturas.
Nymphaeum / Ninfeo:
La fuente más importante de la ciudad y templo dedicado a las ninfas. En la mitología griega las ninfas eran las hijas de Zeus y representaban la fecundidad de la naturaleza, ya que vivían en los bosques o en las montañas. Es fácil identificarlas ya que siempre se las representa desnudas. En cambio en el periodo romano se las suele asociar principalmente a las divinidades del medio acuático, por eso este templo alberga una fuente.
Templo de Artemisa:
Situado al norte de la ciudad, estaba dedicado a la diosa de la guerra y de la fertilidad (¡dos conceptos curiosos de unir en un Dios!). Hoy en día solo quedan 11 de las 12 columnas que lo componían, pero dicen los libros de historia que lo más impresionante de este templo eran sus estatuas y su frío suelo de mármol que por desgracia no ha llegado hasta nuestros días.
Teatro norte:
De menor tamaño pero de similar espectacularidad que el teatro sur, ha llegado a nuestros días con un excelente estado de conservación.
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