La capital búlgara tiene un interesante centro histórico con ejemplos lo que se dio en llamar la "arquitectura del Resurgimiento Nacional" del Siglo XIX que componen su centro urbano, mezclado con las anchas avenidas y grandiosos edificios gubernamentales propios de la megalomanía comunista de los viejos tiempos. Pero aún conserva un buen número de iglesias ortodoxas, algunas de más de un milenio de antigüedad, encajadas en callejones, aunque la gran estrella es la Iglesia de San Alexander Nevski, una joya monumental que ensalza los valores de de la arquitectura bizantina de estilo ruso.
Cuenta con museos espectaculares como el Arqueológico, con tesoros de la Tracia o Roma, en un marco como el que fue una gran Mezquita del Siglo XV (aunque el entorno esta completamente levantado en obras), parques majestuosos como el Borisova Gradina (el Hyde Park de Sofia) y un inmenso número de cafés y restaurantes repletos de gente.
Sofia es una ciudad rejuvenecida y revitalizad que se recorrer por entero a pie (la zona centro e histórica). Resultó ser más interesante de lo que a priori nos esperábamos.
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