BUCAREST

La leyenda dice que, hace muchos siglos, un pastor que se llamaba Bucur (literalmente "alegria") fundó la ciudad y construyó una iglesia en la ribera del río Damdobita. Pero una historia aún más antigua habla del mito del rey gético Dromichaites y de "Orasul Bucuriei" (la Ciudad de la Alegría) que se había construido en el lugar de la Bucarest actual.

Los historiadores (poco indulgentes con el romanticismo de la leyenda) demostraron que la actual capital de Rumanía estaba habitada desde el paleolítico medio y el neolítico, gracias a su posición geográfica que favorecía la circulación de las personas y de las mercaderías. Se siguen conservando hasta hoy en día los vestigios de unas moradas géto-dácicas que datan de los años 1800-800 a.C. y de los asentamientos daco-romanos erigidos aquí entre los siglos III y X. 

Durante la época de la Edad Media, la historia de la ciudad estuvo dominada por la figura del "vaivoda" Vlad Dracula Tepes (el padre del "angelito" que inspiró el personaje de "Drácula"). Este vaivoda mudó la residencia de los príncipes rumanos de Târgoviste a Bucarest. Asimismo, el 20 de septiembre de 1459, emitió el acta que constituye la primera prueba documental de la ciudad que se llamaba Bucarest. 

En la segunda mitad del siglo XVII, durante el reinado de Gheorghe Ghica, la ciudad de Bucarest se convierte en la capital de Valaquia (uno de los tres principados rumanos de aquella época).

La ciudad vivió su epoca de esplendor en las primeras decadas del siglo XX, cuando surgieron grandes edificios neoclasicos, elegantes jardines de inspiración francesa (por lo que empezó a conocerse como: "la Pequeña Paris" o la "Paris del Este"), despues los bombardeos de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial la redujeron a escombros y terminó de rematarla Ceaucescu.

La actual Bucarest es una mezcla de diversos estilos arquitectónicos: unos son bastante eclécticos, otros recargados edificios oficiales, pasando por iglesias ortodoxas, villas de estilo parisino (Second Empire) hasta los cubos paquidérmicos de la época estalinista que llenan algunas avenidas. Esto resulta muy curioso porque puedes andar por una avenida y no ver nada más que cubos de edificios y de repente ver una iglesia entre medias de edificios de gran altura (al parecer Ceaucescu -del que hablaré en otra entrada- mandaba construir edificios rodeando las iglesias para no que fueran vistas desde otros angulos). La ciudad en su conjunto (al menos el centro) es bastante bonita y monumental y cuenta con numerosos parques que le dan un respiro a tantísima edificación (esta es una ciudad enorme). 

El edificio más importante de la ciudad es el Palacio del Parlamento conocido también como Palacio del Pueblo. Este es el segundo edificio más grande del mundo después del Pentágono. Tiene unas 6.000 habitaciones muchas de ellas abiertas al público y otras ocupadas por oficinas gubernamentales. Ceaceuscu derribo varios barrios (incluidas iglesias, colegios, etc.) para construir semejante monumento al despilfarro en un país que, por aquel entonces, era tremendamente pobre (de hecho la rebelión que lo derrocó se debió a las protestas de la gente por la falta de productos basicos de primera necesidad).

El único inconveniente (por decir algo) es que en los tres días que hemos estado aquí no ha parado de llover (en  algunas ocasiones a cantaros).

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