Las dos ultimas noches las he pasado viajando en autobús y hoy me he levantado a las 2:45 de la madrugada para poder llegar al amanecer a la cima del monte Nemrut (la montaña mas alta de Mesopotamia) y ver la "gloriosa" -dicen- salida del sol alumbrando el río Eufrates y las grandes planicies del sur de Anatolia así como a la que, posiblemente, sea (según muchos arqueólogos) uno de los mas extraños y enigmáticos monumentos arqueológicos de naturaleza funeraria del mundo (después de las Pirámides, claro).
No estaba seguro de quedarme dormido durante la visita, pero entre el frió glacial que, a esas horas y a esa altitud (2.150 mts) hacía y a lo fantástico del lugar han sido el mejor estimulante del mundo para despejarme.
En el año 1.881 un general alemán, Helmuth Von Moltke, que se encontraba de misión militar por los desolados montes Ankar, en la cordillera del Tauro de Anatolia, se dio de bruces con el hallazgo. Cuenta Helmuth que unos pastores que vivían en el remoto poblado de Horik le hablaron de una montaña en cuya cima se levantaban unas enigmáticas y enormes estatuas de personas y animales.
En el año 62 a. C., el rey Antíoco I Theos de Comagene mandó construir un túmulo funerario en la cima de la montaña flanqueado por enormes estatuas (8-9 metros de altura) de sí mismo, dos leones, dos águilas y diferentes dioses armenios, griegos y persas, como Hércules, Zeus-Oromasdes (asociado al dios persa Ahura Mazda), Tique y Apolo-Mitra. Estas estatuas se encontraban sentadas y con los nombres de cada dios inscritos en ellas. Ahora, las cabezas de las estatuas están esparcidas por el suelo; los daños en las cabezas (especialmente las narices) sugieren que se produjeron de forma deliberada por parte de iconoclastas. También se conservan losas de piedra con figuras en bajorrelieve que se piensa formaron parte de un gran friso. En ellas aparecen los antepasados de Antíoco, que incluyen macedonios y persas. Este magnifico escenario esta considerado como la octava maravilla del Mundo (al menos eso dicen aquí).
También se pueden encontrar las mismas estatuas y antepasados en el túmulo, que cuenta con unas dimensiones de 49 metros de altura y 152 metros de diámetro. El terraplén de la otra parte cuenta con una gran losa con un león y donde se muestra la posición de las estrellas y los planetas Júpiter, Mercurio y Marte el 7 de julio del año 62 a. C., posible fecha del inicio de la construcción del monumento. Entre los posibles usos de este emplazamiento, se incluyen las ceremonias religiosas, debido a la naturaleza astronómica y religiosa del monumento.
Cuando uno mira al conjunto funerario a los pies de la cima de una "montaña" es difícil imaginar que todo aquello es artificial. Se trata de un túmulo de piedras apiladas hasta formar una pequeña montaña (imaginarse la de viajes que habría que haber dado para aportar en pequeños capazos -que asi sería por la altura y la escasez de medios técnicos del momento- la monumental cantidad de toneladas y metros cúbicos de piedra que harían falta para completar tamaña hazaña).
Con solo hacer un pequeño esfuerzo de imaginación, viendo el tamaño de las cabezas, te puedes hacer una idea de la magnitud y grandiosidad que este lugar debía haber tenido.
Mereció la pena el madrugón (para dormir siempre habrá tiempo) y el esfuerzo (la cuestecita final hasta la cumbre se las trae) por ver este Patrimonio de la Humanidad.
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