3 y 4/1/2012
He salido de Chennai (la antigua Madrás) como alma que lleva el diablo. Enorme y caótica ciudad con una extensión de 75 km2 y sin un centro aparente o lugares de especial interés para visitar y que está totalmente levantada por las obras del metro que están construyendo.
Afortunadamente muy cerca de aquí hay una auténtica joya: Mamallapuram.
Es el típico pueblecito de pescadores que vive del y para el turismo, a pesar de lo cual no parece la típica "Gringolandia". Casi todas las calles, menos la principal, son de arenita de la cercana playa (esta costa ya pertenece al Golfo de Bengala en la costa este de India). Los pescadores arman sus aparejos sentados en la playa (ajenos al trajín de los que vamos y venimos) o van desenredando, uno a uno, los peces que tuvieron la mala suerte de caer en su copo. Sus barcas son totalmente artesanas y, algunas, tan primitivas como tres o cuatro trozos de madera amarrados con cuerdas.
A pesar de tener una linda playa los que hasta aquí venimos no lo hacemos buscando arenita de playa, sino PIEDRAS ... ¡Y QUE PIEDRAS!.
Mamallapuran es el sueño de cualquier escultor. Rodeado de una enorme cantera de rocas de granito, dispersas entre una vegetación ideal de palmeras y cocoteros, y en casi todas ellas hay algo esculpido, aunque sea una simple acanaladura o unos pocos escalones (es como si, estas rocas, hubieran servido como material de enseñanza para los futuros canteros de Mamallapuran los que, aun hoy en día, gozan de una merecida fama en toda India como escultores y son llamados cada vez que se construye un templo en cualquier lugar. No en vano en este pequeño pueblo hay mas de 200 talleres de tallado y cientos de artesanos trabajando en ellos).
El enorme conjunto de templos, cuevas, esculturas,etc., fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco. Las primeras tallas sobre la roca son de los siglos IV y V d.C. y son sencillas representaciones de arte popular (como la "Penitencia de Arjuna") que, posteriormente, fueron refinándose hasta llegar a la sofisticacion en sitios como "Los cinco Rathas" (un conjunto de templos excavados en la roca viva) que contiene la que se considera una de las mejores tallas de un elefante en India (y eso que por aquí las hay a millones). Este conjunto esta a pocos metros del mar y se conserva excelentemente bien porque estaba sepultado en la arena hasta que fue excavado por los británicos hace 200 años.
Como casi todas las representaciones escultóricas de los templos, estas también, relatan escenas de la vida, hechos o milagros, etc., de la mitología hindú. En este caso de los cinco hermanos héroes del Mahabharata y de su mujer colectiva, Draupadi (eso es compartir y no que te dejen la camisa o te presten cinco euros).
Por si no fueran suficientes alicientes, además se esta representando en estas fechas el Festival Nacional de Danza (uno de los mas selectos de India en cuanto a folclore se refiere) y he tenido la suerte y el placer de asistir a una sesión a la orillita mismo del mar teniendo como fondo el "Templo de la Orilla". Tanto la música, como las bailarinas excepcionales. Luego actuó una especie de "grupo flamenco indio" que parecía "cante jondo" relatando historias populares indias. Toda una delicia.
¡Un sitio maravilloso con unas actuaciones y vistas espectaculares!.
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