14 y 15.10.2009:
He cruzado un montón de fronteras de las formas mas diversas: andando, en tren, en barco, en avión, en coche, en bus, atravesando puentes (la mayoría sobre ríos, que parecen ser las fronteras geográficas mas normales), pero en esta ocasion la he cruzado en una barquita a través del caudaloso río Usumacinta, entre Guatemala y México, desde Bethel a Frontera Corozal. He venido directamente hasta Palenque en el estado mexicano (no se si ponerlo con "x" o con "j", pero aquí utilizan la "x") de Chiapas, para desde aquí empezar mi tan esperada y deseada visita a la península del Yucatán.
Y, lógicamente, hablar de Palenque es hablar de su impresionante sitio arqueológico. Aunque en alguna de sus partes las ruinas están bastante restauradas (eso si, con rigor y yo diría incluso con delicadeza), la selva lacandona que la rodea -y que un día la devoro- es tan voraz y dura que, incluso a la parte restaurada le ha dado, de nuevo, la patina del tiempo en forma de verdín y ennegrecimiento de sus piedras, haciendo en su conjunto que aparezcan como muy autenticas.
Palenque en su conjunto es de una belleza y armonía difícil de igualar, algo espectacular. El parque esta tratado con un exquisito esmero, tanto su recorrido como su ornamentación, paseos, jardines, césped, etc.. Cuenta, ademas, con otra serie de atractivos adicionales al estar dentro de un parque nacional muy representativo de la selva lacandona (la mas grande de México y uno de los pulmones mas importantes del continente) y contiene cascadas preciosas, ríos con agua verde, vegetación exuberante, animales a mogollón (sobre todo monos aulladores), etc.
Palenque se divide en 3 principales y sorprendentes grupos monumentales. El Grupo de las Inscripciones: un grupo compuestos por 4 edificios en el que se encuentra el magnifico y faraonico (en toda la extensión de la palabra) Palacio de las Inscripciones, en donde se encontró la famosa tumba de Pakal, el fundador de la principal dinastía y arquitecto de gran parte de sus construcciones, junto con su hijo y sucesor, Kam Balan (Serpiente-Jaguar). El conjunto de El Palacio en la Gran Plaza también, es una compleja estructura con cantidad de corredores y galerías subterráneas, patios interiores (algunos como el de los Prisioneros con esplendidos bajorrelieves) y, sobre todo, una impresionante torre llamada el Observatorio. El ultimo gran grupo de edificios, el de las Cruces, en las faldas de una preciosa colina que contiene tres grandes santuarios -todos ellos dedicados a Kam Balan- que son impresionantes: el de la Cruz Foliada, el Templo del Sol y el de la Cruz (la cruz era para los mayas el símbolo de su árbol sagrado. la ceiba), los tres con esplendidos y bien conservados murales de estuco con representaciones diversas de las hazañas de Kam Balan.
Por supuesto tiene muchos mas edificios, conjuntos y grupos (al igual que otras ruinas tiene infinidad de edificios sin excavar: 1543 contabilizados y solo unos 500 parcialmente excavados). Ahh... se me olvidaba reseñar el magnifico museo del sitio en donde, entre otras esplendidas piezas, esta la tumba de Pakal (con un sorprendente parecido a la de los faraones egipcios, incluso en la forma en que ocultaron la cámara real y la pirámide de su construcción).
Este rey Pakal era toda una figura que dio años de esplendor y prosperidad a Palenque. Llego a vivir casi 90 años y su nacimiento había sido predicho por los astrólogos muchísimos años antes. En la lapida que cubría su tumba se le representa en una especie de posición fetal junto a representaciones de origen bastante esotérico, lo que hizo surgir la teoría de que la imagen representaba un "astronauta". Otra teoría conectaba esta civilización con la egipcia al tener tantas similitudes con las pirámides egipcias y sus ritos funerarios. Pakal fue, ademas, un gran matemático que manejaba el concepto del cero y del infinito matemático. ¡¡Un maquina el chaval!!.
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