México ha sido el último los países de América que visitaré en este continente (ya había estado tanto en Estados Unidos como en Canadá y México hace bastantes años). Me reservo para otra ocasión el viaje que llevo tiempo planeando desde México hasta Alaska a través de las Montañas Rocosas (ya veremos si algún día lo hago).
En estos dos últimos meses he visitado, con cierto detalle (ya conocía la parte de México que no visité) este enorme y maravilloso país tan cercano a nuestra manera de ser y de entender la vida. No en vano nuestra presencia en este país, desde el siglo XV hasta hace poco mas de un siglo, ha dejado nuestra huella deforma indeleble.
Seguramente por ello me he sentido tan a gusto en México a pesar de los fúnebres augurios que, antes de venir, me vaticinaban: violencia, asesinatos, cárteles de la droga, etc., etc..
Nada de eso he visto (no quiero decir que no se hayan producido -de hecho cada día los noticieros hacían un fúnebre relato de los muertos habidos la noche anterior en inimaginables actos de brutalidad y sadismo.
Me voy de México con una profunda sensación de agradecimiento hacia sus gentes y paisajes.
¡¡GRACIAS MÉXICO LINDO Y QUERIDO!!
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