Khiva, la ciudad de las Mil y una Noches: Nunca una gota de agua en el desierto fue tan preciada ni tan preciosa. Nunca la silueta ondulante de unas murallas de barro y ladrillo resultó tan gloriosa. Nunca un mar de minaretes y azulejos tuvo esa sintonía de colores hipnóticos. Así es Khiva, otro de esos lugares imprescindibles en la Ruta de la Seda que se ha hecho inmortal a base de leyendas contadas, una y mil veces por los miles de viajeros (comerciantes, diplomáticos, aventureros, caravaneros con sus camellos y mercancías, traficantes de esclavos, ejércitos, etc.) que a ella se dirigían dejando sus huellas sobre la arena. En el extremo suroeste de Uzbekistán, apenas a un paso de Turkmenistán, brota como por arte de magia una ciudad extraordinaria que bien podría ser un decorado original de cualquiera de los cuentos y películas de las "Mil y una noches", "El Ladrón de Bagdad", Aladino, etc, etc. (con apenas quitar los pocos cables de la luz y farolas que hay, algun cartel, las antenas de los tejados y los cuatro coches que hay aparcados -con solo esos retoques- se podría rodar una película de ambiente con la ventaja de .. ¡¡QUE TODO ES ORIGINAL Y AUTENTICO!!).
La ciudad de las Mil y una Noches lejana como todo oasis que se precie durmiendo entre salvajes desiertos (Karakum al sur y Kizyl-Qum al norte, este y oeste). Esta ciudad es extraordinaria, para mi la más bonita de las cuatro ciudades Patrimonio de la Humanidad que tiene Uzbekistan, y también la más pequeña. Parecía que en cualquier momento iba a salir volando de algún callejón Aladino con su alfombra mágica.
Kalta Minor es un minarete inacabado de azulejos azules que pudo haber sido la más hermosa torre de todos los tiempos y se quedó para dar sombra a un laberíntico conjunto amurallado repleto de detalles hermosos.
Para la UNESCO la ciudad está dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad desde 1990 por, entre otras cosas, ser uno de los mejores ejemplos de arquitectura árabe que se conservan en Asia Central.
Aunque la historia de Khiva está también teñida de negro, y es que hasta 1865 fue uno de los principales mercados de esclavos no sólo de Asia Central sino del mundo. Muchos de ellos eran traídos de la actual Kazajistán y se vendían en los aledaños de la Puerta Este. Se dice que las murallas de la ciudad fueron levantadas en tan sólo treinta días por multitud de presos y que la maldad y perversidad de algunos de los Khanes que la gobernaron fue extrema.
Pero Khiva tiene otra cosa… la perfección de su conjunto amurallado. Dos kilómetros de gruesas murallas la convierten en un mundo aparte (y eso que esto ya es un mundo aparte) y parecen protejerla del hostil desierto que la rodea y hace que los que estamos dentro tengamos también la sensación de sentirnos protegidos.
¡¡Bellisima Khiva, una perla en el desierto que enamora!!
La ciudad de las Mil y una Noches lejana como todo oasis que se precie durmiendo entre salvajes desiertos (Karakum al sur y Kizyl-Qum al norte, este y oeste). Esta ciudad es extraordinaria, para mi la más bonita de las cuatro ciudades Patrimonio de la Humanidad que tiene Uzbekistan, y también la más pequeña. Parecía que en cualquier momento iba a salir volando de algún callejón Aladino con su alfombra mágica.
Kalta Minor es un minarete inacabado de azulejos azules que pudo haber sido la más hermosa torre de todos los tiempos y se quedó para dar sombra a un laberíntico conjunto amurallado repleto de detalles hermosos.
Para la UNESCO la ciudad está dentro de la lista del Patrimonio de la Humanidad desde 1990 por, entre otras cosas, ser uno de los mejores ejemplos de arquitectura árabe que se conservan en Asia Central.
Aunque la historia de Khiva está también teñida de negro, y es que hasta 1865 fue uno de los principales mercados de esclavos no sólo de Asia Central sino del mundo. Muchos de ellos eran traídos de la actual Kazajistán y se vendían en los aledaños de la Puerta Este. Se dice que las murallas de la ciudad fueron levantadas en tan sólo treinta días por multitud de presos y que la maldad y perversidad de algunos de los Khanes que la gobernaron fue extrema.
Pero Khiva tiene otra cosa… la perfección de su conjunto amurallado. Dos kilómetros de gruesas murallas la convierten en un mundo aparte (y eso que esto ya es un mundo aparte) y parecen protejerla del hostil desierto que la rodea y hace que los que estamos dentro tengamos también la sensación de sentirnos protegidos.
¡¡Bellisima Khiva, una perla en el desierto que enamora!!
No se si el perfil que puse publico lo que siento al leer tus relatos. Solo tengo pocas palabras. Gracia por dejarme ver con tus ojos. Abrazote
ResponderEliminarotro abrazote grande para ti. Saluda al abuelo si le ves de mi parte.
Eliminar