Lo que primero destaca de Khiva es un enorme cilindro cubierto de dibujos en azulejo que se sitúa entre dos antiguas madrasas. Su nombre es Kalta Minor y es, en realidad, un minarete inacabado que estaba pensado para ser el más magnífico del mundo musulmán. La idea del Khan que lo originó era que fuera visto a cientos de kilómetros por la enemiga Bukhara pero murió antes de que esto sucediera y sus descendientes, quizás porque se trataba también de una empresa costosísima, no continuaron con su construcción y se quedó como está. Si ya de por sí es impactante, no quiero imaginarme cómo hubiera sido si le hubiesen dejado crecer como había sido pensado. Pero Kalta Minor es tan sólo uno de los más de doscientos monumentos con que cuenta la pequeña Itchan Kala (de la puerta sur a la norte hay 600 metros y de la este a la oeste aproximadamente 400 metros). De ellos se calcula que hasta 50 visitables entre edificios históricos, mezquitas, madrasas, palacios, caravansares y un largo etcétera.
UNA CON "BICHO" |
Hola Pepe:
ResponderEliminarAcabo de llegar de Tenerife, después de pasar por allí unos días.
Qué distintos y distantes los paisajes que nos muestras de los que he estado viendo durante mi estancia por aquella cercana isla, repleta de coches por donde quiera que vayas e incluso de turistas, a pesar de ser (o parecer) temporada "baja".
Me llama la atención la limpieza de las zonas que fotografías y, desde luego, la ausencia de tráfico y de gente. ¡Qué diferente de las rutas de tu último viaje!.
Sea como fuere todo parece mucho más tranquilo. Me alegro.
Sigo tus comentarios con mucho interés.
Un abrazo,
Poli.