10-02-2012
!!!Hoy he estado metido en la cárcel!!!.
!!!Hoy he estado metido en la cárcel!!!.
Y es una experiencia que recomiendo vivamente. Te tratan a cuerpo de rey, te dan un buen masaje y luego te dan de comer bien. !Que mas se puede pedir! (aparte de poder volver a salir de allí una vez comido y masajeado).
Ayer, al pasar casualmente delante de la cárcel de mujeres de Chian Mai, reparé en un cartel que había en la entrada en donde se enumeraban todas las acciones que, con objeto de reinsertar a las reclusas, se daban en ese centro en forma de cursos, talleres, etc.. Y una de ellas era lo de la escuela de masaje tailandes (abiertos al público y a precio de risa), así que (mas por novelería que por lo de la obra social) hoy he venido a que me "magreen" un poco y ha sido ... !alucinante!.
Tumbarte en una celda (pues, aunque en vez de un catre hay una camilla y han puesto varias velitas e incienso, el lugar no deja de ser una celda) con dos reclusas en uniforme carcelario con sus numeritos y todo inscritos en el pecho y la espalda, mirándote y sonriendo sin parar (y tu sin saber porque están allí dentro ... ¿y si es por hacerle dado matarile al pariente?)... la verdad es que tiene su morbo.
El masaje regular. Se ve que las pobres chicas tenían poco oficio. Al finalizar, como era la hora, me han comentado que también había una escuela de hostelería donde daban de comer, así que también me he apuntado. La comida fantástica (esta vez sí en un sitio en condiciones, en el patio con su mesita, mantel y cubiertos -de plástico claro ... que los cuchillos de metal los carga el diablo-).
La típica amabilidad oriental multiplicada por mil. Todo eran sonrisas y reverencias: al tomarte la comanda, al ponerte los cubiertos, al servirte (luego, y eso si que corta un pelín, se quedan todas mirando como comes y sonriendo). Cuando les haces señas de que esta todo muy rico y les haces la clásica reverencia tailandesa para dar las gracias (juntando las palmas de las manos y levantándolas hasta la altura de la boca) estallan en risitas de júbilo y te hacen mil reverencias.
Me ha gustado un montón la experiencia, sobre todo ... !cuando me he vuelto a ver libre en la calle!.
Por la noche otra experiencia fuerte. Al llegar al albergue me he vuelto a encontrar con una pareja de argentinos con los que estuve en Bangkok y me "han arrastrado" a ver una velado de boxeo tailandes (Muai Thai) en una especie de garaje en las afueras de la ciudad con cientos de personas vociferando y cruzando apuestas mientras, en el ring, una pareja de chavales se machacaban literalmente a patadas y puñetazos.
Yo, que venía de oír a los monjes con sus cantos y rezos de la noche en el Wat Phra Sing, he pasado, casi de repente, a este otro "espectáculo" diametralmente opuesto y, claro, !se me han fundido los plomos!. !Que razón tenía mi madre con aquello de las "malas compañías"!. !Vaya par de golfos!.
Y aun hemos tenido tiempo de visitar el mercado nocturno que es otra pasada de gentes y de puestos.
!!Menudo día!!.
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