23 y 24-12-2011
Como toda la costa sur de India, tanto la del Mar Arábigo como la del Golfo de Bengala es el equivalente de nuestra Costa del Sol o del Levante, el lugar favorito de los locales para pasar sus vacaciones (en especial las de Navidad) por lo que, lógicamente, en estas fechas se "peta". Todo esta lleno: no hay billetes para ningún sitio en ningún medio, ni alojamiento disponible (al menos a través de Internet), ni "na de na".
Como en otras ocasiones, para ir de un sitio a otro, hemos tenido que partir el viaje para ver si, en el próximo destino, es posible conseguir transporte. En este caso hemos tenido que parar en Mangalore (una ciudad del genero "horribilis" que decía un escritor de viajes) para seguir, otra vez de noche -ya van dos seguidas- el viaje en autobús hasta Cochi (que algunos llaman Cochin, Kochi y Ernakulam).
Desde la estación de buses en tuc-tuc hasta la Homestay, donde nos alojamos (solo encontré en todo Cochi dos lugares con vacantes) , parece haber cien kilómetros de lo largo que se me hacen y, como casi siempre, la primera impresión es desastrosa: "esto esta en el quinto coño", "¿como nos vamos a mover desde aquí?", etc. y, al final (como casi siempre también) resulta que estamos a un tiro de piedra del "mogollón" en Fort Cochi, la antaño ciudad portuaria portuguesa.
El sitio esta fantástico con su cocinita y todo (elemento decisivo a la hora de seleccionarlo) y ¡encima! el encargado ha sido cocinero profesional durante diez años antes de dejarlo por esto.
La ecuación cocina+puerto de mar+Nochebuena=gambas al ajillo para cenar ha funcionado una vez mas (la cocina no da para mas ya que en la sartén mas grande que tienen no caben, juntos, ni un par de huevos fritos).
Hemos cenado una pareja nórdica (de Noruega creo), dos franceses, un belga, Chus y yo (por allí había, además, pululando una chica rubia extranjera y dos o tres indios, aparte de Siat, el cocinero). Él ha hecho pasta, ensalada de patata, langostinos tigre a la plancha, arroz basmati y yo las gambas al ajillo. Unas botellitas de vino y ... ¡Feliz Navidad!.
Como toda la costa sur de India, tanto la del Mar Arábigo como la del Golfo de Bengala es el equivalente de nuestra Costa del Sol o del Levante, el lugar favorito de los locales para pasar sus vacaciones (en especial las de Navidad) por lo que, lógicamente, en estas fechas se "peta". Todo esta lleno: no hay billetes para ningún sitio en ningún medio, ni alojamiento disponible (al menos a través de Internet), ni "na de na".
Como en otras ocasiones, para ir de un sitio a otro, hemos tenido que partir el viaje para ver si, en el próximo destino, es posible conseguir transporte. En este caso hemos tenido que parar en Mangalore (una ciudad del genero "horribilis" que decía un escritor de viajes) para seguir, otra vez de noche -ya van dos seguidas- el viaje en autobús hasta Cochi (que algunos llaman Cochin, Kochi y Ernakulam).
Desde la estación de buses en tuc-tuc hasta la Homestay, donde nos alojamos (solo encontré en todo Cochi dos lugares con vacantes) , parece haber cien kilómetros de lo largo que se me hacen y, como casi siempre, la primera impresión es desastrosa: "esto esta en el quinto coño", "¿como nos vamos a mover desde aquí?", etc. y, al final (como casi siempre también) resulta que estamos a un tiro de piedra del "mogollón" en Fort Cochi, la antaño ciudad portuaria portuguesa.
El sitio esta fantástico con su cocinita y todo (elemento decisivo a la hora de seleccionarlo) y ¡encima! el encargado ha sido cocinero profesional durante diez años antes de dejarlo por esto.
La ecuación cocina+puerto de mar+Nochebuena=gambas al ajillo para cenar ha funcionado una vez mas (la cocina no da para mas ya que en la sartén mas grande que tienen no caben, juntos, ni un par de huevos fritos).
Hemos cenado una pareja nórdica (de Noruega creo), dos franceses, un belga, Chus y yo (por allí había, además, pululando una chica rubia extranjera y dos o tres indios, aparte de Siat, el cocinero). Él ha hecho pasta, ensalada de patata, langostinos tigre a la plancha, arroz basmati y yo las gambas al ajillo. Unas botellitas de vino y ... ¡Feliz Navidad!.
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