08-01-2012
Pensaba quedarme hoy aquí, en Puducherry, pero me deprime un poco las escenas de desolación que se ven por las calles. En especial me ha dejado hecho polvo la visita al Jardín Botánico que tenía que haber sido un espléndido parque con ejemplares centenarios y gigantes y que hoy es como un cementerio de elefantes o un almacén de leña.
Cuando ves esos enormes ejemplares abatidos y, algunos, arrancados de cuajo del suelo con sus enormes raíces al aire, es cuando te das cuenta y valoras la fuerza que la Naturaleza, cuando le da por sacudir, tiene.
Así que he abreviado e ido a visitar el Templo de Natarajao, en Chidambaran, algo que pensaba hacer mañana.
Por el camino en el bus (hay 125 Kms) las escenas de desolación se van repitiendo sin cesar: casas derruidas, cabañas voladas, campos enteros de cocoteros o caídos o doblados (como si alguien con un peine gigante los hubiera torcido todos hacia una misma dirección), extensiones de plataneras desmochadas, etc., etc.. Y, a pesar de todo ello, ¡qué maravilloso se sigue viendo el campo con sus arrozales, sus manadas de búfalos, sus campesinos atareados en las labores de limpieza de sus campos, etc..
El Templo de Natarajao ... ¡sobrecogedor!. Tiene unas dimensiones ciclopeas y una extensión enorme. La arquitectura es tan llamativa que sorprende ...¡cómo es posible tal abigarramiento de imágenes, tal cantidad de colores, de figuras, de elementos decorativos y con tal profusión y tamaño!-
Por si esto fuera poco los templos de esta parte de Tamil Nadu se disponen en forma de cuadrilátero (de enormes proporciones generalmente) y en cada uno de los cuatros lados, y apuntando hacia cada dirección geográfica, hay un "gorupam" (torreón de entrada) ¡igual de grande y sobrecargado!.
En el interior del cuadrilátero esta el "mandapa" (un enorme pabellón con cientos de pilares de piedra finamente tallados) y docenas de santuarios bellisimamente decorados.
En este templo se celebra uno de los festivales mas importantes para los hindúes: el "Festival de los Carros" (que ya se estaba preparando en las calles) unas enormes carrozas decoradas en donde transportan sus imágenes y que los sacerdotes tiran de ellos con unas enormes cuerdas que hay en el interior del templo.
Como el templo es lugar habitual de peregrinación, tanto el templo como el pueblo están llenos de peregrinos vistiendo sus atuendos ceremoniales y portando las ofrendas: flores, frutas, cocos, arroz e incienso (y alguna otra cosa que no he logrado adivinar que es).
En el santuario central, dedicado a Siva, se estaba celebrando un curioso ritual: en "lingam" con una especie de lanza en el centro se iban pinchando los cocos que la gente llevaba y el agua que salia de dentro se recogía en un recipiente que luego mezclaban con leche de búfala y con esa mezcla se bañaba una imagen del Siva- El liquido del baño se canalizaba hacia una especie de fuente en donde la gente se mataba por llenar un recipiente con él. Todo esto acompañado de la clásica "pooja" (ofrenda) con las lampara de aceite encendidas, los inciensos y una música frenética de timbales, platillos, campanillas, etc., que aturdía un poco.
Muy interesante y colorista. Me ha dejado una viva impresión este templo.
Pensaba quedarme hoy aquí, en Puducherry, pero me deprime un poco las escenas de desolación que se ven por las calles. En especial me ha dejado hecho polvo la visita al Jardín Botánico que tenía que haber sido un espléndido parque con ejemplares centenarios y gigantes y que hoy es como un cementerio de elefantes o un almacén de leña.
Cuando ves esos enormes ejemplares abatidos y, algunos, arrancados de cuajo del suelo con sus enormes raíces al aire, es cuando te das cuenta y valoras la fuerza que la Naturaleza, cuando le da por sacudir, tiene.
Así que he abreviado e ido a visitar el Templo de Natarajao, en Chidambaran, algo que pensaba hacer mañana.
Por el camino en el bus (hay 125 Kms) las escenas de desolación se van repitiendo sin cesar: casas derruidas, cabañas voladas, campos enteros de cocoteros o caídos o doblados (como si alguien con un peine gigante los hubiera torcido todos hacia una misma dirección), extensiones de plataneras desmochadas, etc., etc.. Y, a pesar de todo ello, ¡qué maravilloso se sigue viendo el campo con sus arrozales, sus manadas de búfalos, sus campesinos atareados en las labores de limpieza de sus campos, etc..
El Templo de Natarajao ... ¡sobrecogedor!. Tiene unas dimensiones ciclopeas y una extensión enorme. La arquitectura es tan llamativa que sorprende ...¡cómo es posible tal abigarramiento de imágenes, tal cantidad de colores, de figuras, de elementos decorativos y con tal profusión y tamaño!-
Por si esto fuera poco los templos de esta parte de Tamil Nadu se disponen en forma de cuadrilátero (de enormes proporciones generalmente) y en cada uno de los cuatros lados, y apuntando hacia cada dirección geográfica, hay un "gorupam" (torreón de entrada) ¡igual de grande y sobrecargado!.
En el interior del cuadrilátero esta el "mandapa" (un enorme pabellón con cientos de pilares de piedra finamente tallados) y docenas de santuarios bellisimamente decorados.
En este templo se celebra uno de los festivales mas importantes para los hindúes: el "Festival de los Carros" (que ya se estaba preparando en las calles) unas enormes carrozas decoradas en donde transportan sus imágenes y que los sacerdotes tiran de ellos con unas enormes cuerdas que hay en el interior del templo.
Como el templo es lugar habitual de peregrinación, tanto el templo como el pueblo están llenos de peregrinos vistiendo sus atuendos ceremoniales y portando las ofrendas: flores, frutas, cocos, arroz e incienso (y alguna otra cosa que no he logrado adivinar que es).
En el santuario central, dedicado a Siva, se estaba celebrando un curioso ritual: en "lingam" con una especie de lanza en el centro se iban pinchando los cocos que la gente llevaba y el agua que salia de dentro se recogía en un recipiente que luego mezclaban con leche de búfala y con esa mezcla se bañaba una imagen del Siva- El liquido del baño se canalizaba hacia una especie de fuente en donde la gente se mataba por llenar un recipiente con él. Todo esto acompañado de la clásica "pooja" (ofrenda) con las lampara de aceite encendidas, los inciensos y una música frenética de timbales, platillos, campanillas, etc., que aturdía un poco.
Muy interesante y colorista. Me ha dejado una viva impresión este templo.
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