Corcovado: "La tormenta nuestra de cada dia...."

El viaje desde San Jose a Puerto Jimenez tarda cerca de 9 horas pero no se me han hecho largas. Quitando la salida de San Jose y una enorme extension, justo a la mitad del camino, que esta totalmente deforestada y parece ser una propiedad privada de la multinacional "Del Monte" en donde han plantado millones de plantas de piña tropical. Extensiones enormes de piñas en todo lo que alcanza la vista. El resto del camino muy bonito, en especial cuando entras en la peninsula de Osa.

El pueblo de Puerto Jimenez es un lugar tranquilo (en temporada de lluvias como ahora que es la temporada baja, pero supongo que en temporada alta esto debe ser un hormiguero por la cantidad de hoteles que hay y, hasta tienen un aerodromo para avionetas, aunque no se como aterrizaran de noche porque cada dos por tres se les va la luz y tarda una eternidad en volver).

A la mañana siguente temprano (a las 6 a.m.) camion colectivo para ir al P.N. Corcovado (donde se encuentra el ultimo reducto de Bosque Tropical Humedo del Pacifico Mesoamericano y que encierra una gran diversidad de plantas y animales) en donde pasare dos dias y una noche acampado en el puesto de La Sirena.

Despues de dos horas de dar botes dentro del camion por una carretera de tierra, llegamos a Carate, ultimo punto al que llega el camion y, desde alli, caminando durante una hora hasta la entrada del parque en La Leona por una playa de arena gruesa que cede a tu paso, añadiendo dificultad al paseito -ya de por si jodido cargado con la mochila gorda a cuestas-. Desde la entrada de la Sirena se tardan mas de 7 horas en llegar al campamento, pero disfrutando a tope del entorno a pesar de la duracion y del peso.

El parque es realmente hermoso (de los mejores que he visto en esta clase de parques) con una playa fantastica y enorme y un bosque alucinante en donde se avistan bastantes clases de animales: preciosas guacamayas, de colores rojo verde y azul, a cientos dando, como siempre la "nota" con sus ruidosas algarabias, tapires (bueno solo vi uno), monos de no se que clases (hay cuatro clases en el parque pero subidos a esos arboles tan altos no puedo distinguirlos), un oso hormiguero precioso y parsimonioso ( me ve y sigue a lo suyo: succionando un coco abierto que esta lleno de hormigas y solo cuando llevo un rato filmandolo y tirandole fotos se encamina, lentamente, a un tronco, se sube y se da el piro), ¡una boa constrictor! acurrucada entre el follaje del lecho de un rio que acabamos de vadear y que, con la marea alta nos llegaba a la cintura el agua (se me ha mojado la camara que la llevaba, precisamente, en la cintura, pues no crei que fuera tan profundo... he sido el primero en cruzar y he pagado el pato) y mogollon de insectos, lagartos, pajaros de todo tipo, etc., etc..

He conocido en el camion a una encantadora chiquilla noarteamericana llamada Kimberly que es de Seattle y que, a los diez minutos de conocernos, me esta ofreciendo su casa por si paso por los EE.UU.. Hacemos parte del camino juntos y ella va de guia porque hace seis meses ya estubo aqui y conoce bien el camino.

Cuando paro para comer en una cala de la enorme playa, al ratito me veo rodeado de cientos de cangrejos ermitaños de todos los tamaños. Son unos animales fabulosos. Todos las clases de animales son similares, pero los ermitaños tienen la virtud de ser tan diferentes como la concha o caracol que hayan escogido para vivir y, aunque no sufren metamorfosis como las mariposas, en cada "muda" pueden parecer radicalmente distintos a la anterior: de concha plana a caracola estriada, de un solo color a caparazon listado de diferentes colores, etc., (si te quedas un momento quieto deambulan a tu alrededor por docenas y docenas y es donde realmente puedes apreciar los diferentes modelos de "casas": sencillas, utilitarias, lujosas, ostentosas, con grietas, que les quedan pequeñas a sus inquilinos -tambien en esto hay clases- etc..).

Siempre, a lo largo de todo mi viaje, me he sentido un tio chorrudo y privilegiado, pero en algunas ocasiones, como en esta, ese sentimiento se magnifica. Estar en una playa idilica del Pacifico, en medio de una naturaleza virgen con apenas dos docenas de personas en miles de hectareas, bañandome en porretas en una calita de agua cristalina... es algo que te produce una sensacion inenarrable de ser el dueño de tu vida y de estarla disfrutando a tope. Ratos como este casi que dan sentido y te reconcilian con la vida y el universo.

Lo unico que lamento es que me equivoque al reservar solo dos dias y una noche en la oficina del parque. Lo ideal hubiera sido quedarme dos noches para poder disfrutar de un dia entero en el parque sin ir cargado con la mochila, porque asi, dedicas casi un dia entero en ir, estas una noche y, a la mañana siguente tempranito tienes que emprender el viaje de vuelta para llegar a Carate antes de las 4 de la tarde en que sale el ultimo bus para Puerto Jimenez.

Menos mal que aproveche bien la noche. Al oscurecer hubo espectaculo pirotecnico en la playa: una espeluznante tormenta electrica en el mar con unos relampagos preciosos que se recortaban con total perfeccion y nitidez en la oscuridad de la noche contra los negros nubarrones del cielo para a continuacion (seis segundos justos, que es la diferencia entre la velocidad de la luz y la del sonido) escuchar el gran estruendo del trueno retumbando por toda la selva. En la tarde tambien llovio ... "la tormenta nuestra de cada dia...".

A pesar de la intensa lluvia nos hemos apuntado con un grupito que llevaba guia para ir a ver el deshove de las tortugas marinas que estan en epoca de puesta. Hubo suerte y vimos dos tortugas negras, una de regreso al mar tras la puesta y otra enterrando sus huevos. Como no se pueden encender linternas ni disparar la camara con flash, para no molestarlas y la noche estaba muy negra no hemos podido ver si habia mas tortugas, pero yo me di por satisfecho con ver aquellos dos maravillosos y lentos animales dirigirse al mar despues de cumplir con su ciclo vital y biologico y asegurar, asi, que en el futuro sus descendientes volveran a estas playas a hacer lo propio y sirviendo, a su vez, de atraccion y maravilla a los futuros viajeros amantes de la naturaleza que vengan a verlas ... ¡entre los que espero que estes tu, seas quien seas!.

2 comentarios:

  1. Tus palabras me hacen regresar a ese magnífico lugar, ¡qué belleza! y sí, que afortunado eres.

    Tras el shock de la vuelta a casa, seguirte es de lo más entretenido. En cierto modo es como acompañarte durante un ratito; tu pones las experiencias y el contenido, nosotros la imaginación.

    Un beso y hasta dentro de un rato!!

    Cristina

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  2. Un besazo para ti y un abrazo para Alvaro.

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