Batopilas y la Barranca del Cobre


13/12/2009
Batopilas y la Barranca del Cobre
7 y 08.12.2009:

El viaje en "combi" desde Creel hasta Batopilas es muchísimo mas interesante, espectacular y emocionante que el viaje en tren de ayer (me recuerda muchisimo a los viajes en bus por las carreteras de alta montaña de los Andes peruanos, bolivianos y argentinos, con la diferencia de que aquí vamos en un seguro y confortable vehículo y las carreteras, hasta la mitad del recorrido, son buenísimas. La otra mitad igual de chungas que las andinas). Viajar así te permite ver muy de cerca, y poder ir parando cuando quieras, la impresionante Sierra Tarahumara. El viaje discurre lentamente y vamos descendiendo por los distintos cañones hasta lo mas profundo de la Barranca del Cobre: Batopilas.

Según te vas internando en la sierra empiezas a pasar por aldeas y ranchitos de los Tarahumara (aunque ya desde las afueras de Creel se ven cabañitas tipo chabola y cuevas que aún están habitadas por estos indígenas en condiciones muy precarias).

Los Tarahumara viven esparcidos por los numerosos cañones que forman esta sierra que lleva su nombre. Lo accidentado del terreno en esta espectacular topografía hace que vivan muy aislados y, consecuentemente, muy poco ""contaminados", conservando en gran medida sus tradiciones. Viven de lo poco que les da la tierra con una agricultura muy primitiva basada en el maíz y los frijoles, y en el pastoreo de sus cabras y ganado vacuno (que dejan suelto por los montes para que se busquen la vida).

Son un grupo étnico con unas características muy especiales: las mujeres lucen una vistosísima indumentaria de llamativos y vivos colores y los hombres llevan una especie de camisola blanca con una especie de falda a modo de taparrabos y unas sandalias hechas con tiras de cuero y suela de neumático de coche.

Son especialmente conocidos por su increíble resistencia y velocidad a la hora de correr, hasta el punto que ellos mismos se denominan "Raramuris", (los que corren veloces, en su lengua). Recorren unas enormes distancias corriendo y antiguamente cazaban los ciervos de estas sierras persiguiéndolos hasta dejarlos extenuados. En sus fiestas disputan carreras de 160 kms. dando patadas a una pequeña pelota de madera por barrancos y cañones.

Los misioneros no lograron convertirlos del todo al catolicismo y, a pesar de su profunda fe, siguen adorando a sus divinidades, sobre todo a "Raienari" dios del sol y protector de los hombres y a Mecha, diosa de la luna y protectora de las mujeres. Los chamanes son los únicos miembros de la comunidad a los que se les permite tomar el peyote (una sustancia alucinógena) que utilizan en sus rituales.

El viaje lo han organizado un grupo de alemanas que están de intercambio estudiando en la Universidad de Guadalajara y han conseguido que, por el precio de una excursión de un día, estemos dos días y además ... ¡que incluyan el hotel para dormir, por ese mismo precio!. ¡Estas teutonas!.

En la combi viajamos: un matrimonio bastante mayor de Oregón; tres alemanas; dos holandesas; un irani (que salió de Irán haciendo "fu" como el gato con lo de Jomeini) con nacionalidad australiana; una pareja que ella es finlandesa y el norteamericano; una chica mejicana y yo. Todos hablan ingles y las chicas, además, un buen español, por lo que hemos hecho "muy buenas migas".

El viaje hasta Batopilas dura, para ir, unas cinco horas que son de autentico lujo: enormes pinares, monumentales montañas, profundos abismos, vistas espectaculares por todos lados, un cielo azul intensísimo ... en fin, ya digo, un lujo. El pueblo de Batopilas es una aldea grande con, practicamente, una sola calle que discurre paralela al río del mismo nombre. El pueblo esta como encajonado en un valle entre montañas. El clima es bastante benigno ya que esta solo a 500 m.s.n.m. y todo el pueblo esta repleto de arboles frutales: mangos, naranjos, palmeras, etc..

Después de cenar todos juntos en el pueblo hemos estado en el hotel (que esta fuera del pueblo como a unos dos kms. y en donde solo estamos nosotros) de tertulia tomando cerveza y tequila hasta las tantas. A pesar de lo cual hemos madrugado para poder ir andando a la "Catedral de Satevo", una enigmática, intrigante y enorme iglesia ¡¡construida en medio de un remoto cañón en medio de la mas absoluta nada!!. Las dos docenas de casas que hay alrededor de la iglesia son bastante recientes y nadie sabe ni cuando fue construida ni con que propósito lo fue (habida cuenta de que alli no hay, ni nunca hubo, asentamientos, pueblos ni aldeas). ¡¡Enigmatico!!.

La excursión a través del profundo valle por la ladera del río es otra delicia. El regreso a Creel igual de fascinante. ¡Dos días de privilegio total!.

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