07/09/2011

Kathmandu. La capital de Nepal (declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco) antigua meca de los "hippies" y de toda aquella generación del "flower power" que se refugió en esta aislada nación a los pies del Himalaya he hicieron -en los años sesenta del pasado siglo- de esta mítica ciudad su lugar de encuentro y refugio.

Una ciudad que, por aquel entonces, era lugar de peregrinación de todo tipo de "buscadores" (en especial espirituales) al ser una sociedad en donde la espiritualidad primaba sobre el materialismo y el ritmo de vida se mantenía pausado y sereno mientras el tiempo pasaba lentamente como hibernado por los Himalayas.

El otro tipo de visitantes que también hizo famosa a esta nación y a esta ciudad -cuando absolutamente nadie sabía en donde leches estaban- fueron los alpinistas (aquellos de los años 50 que viajaban llenos de enormes rollos de cuerdas, crampones, mogollón de ropa de abrigo y todo tipo de artilugios para la escalada, cargados como mulas).

Ahora, en esta macro-ciudad de casi 2 millones de habitantes, en vez de "hippies" esta llena de turistas y sigue habiendo cantidad de montañeros -aunque ahora con ropa super técnica y térmica vestidos como de "boutique"- alquilando los equipos y los guías en cualquier agencia de sherpas especializadas (a pesar de lo cual sigue siendo uno de los países mas pobres del mundo).

Con todo la parte mas autentica y antigua de la ciudad parece -o a mi me lo parece pues, es la primera vez que vengo aquí- no haber perdido su idiosincrasia.

Pasear por el barrio viejo de Kathmandu (Tamel y la Plaza Durbar) o por los pueblos del valle: Patan y Bhaktapur es sumergirse en un alucinante y maravilloso mundo de palacios, templos, dioses, demonios, mitos, devociones, tipismos, etc.. Y todo en hilera, sin tenerte que desplazar de uno a otro templo, palacio o monumento, ya que todos están en la misma calle o plaza sin solución de continuidad.

Vas de maravilla en maravilla. Se te abre la boca de asombro al inicio de la calle y ya no la cierras hasta el final de la misma. Increíble.

Y todo ello enmarcado con la cordillera del Himalaya al fondo.


¡¡Inolvidable!!.

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