22.06.2009:
Paso el dia visitando la ciudad y sus numerosos museos e iglesias, que no son tan impresionantes -ni los unos ni las otras- como las ultimas que llevo vistas en Peru, pero son interesantes. En especial el Museo del Banco Central del Ecuador que, en su seccion de antropologia, tiene una expecional muestra de las diferentes culturas, tanto andinas como amazonicas, de las diferentes etnias del Ecuador. Punto y aparte merece la muestra dedicada a los "Jibaros", mundialmente conocidos por su sorprendente tecnica de "reduccion de cabezas".
El museo tiene una fabulosa coleccion de esta especie de "llaveros" qeu se hacian los Jibaros con las cabezas de sus enemigos-hermanos (sus enemigos naturales eran una escision de su propia tribu -dicen que no hay peor cuña que la de la propia madera-). Es increible lo maravillosamente bien que se conservan, tanto la piel como el cabello (aun despues de decapitados les crecia la barba). Se ven tan naturales y ¡tan pequeñitos!.
Cuenca fue la antigua Tomebamba, mitica ciudad inca en la que nacio uno de sus principales Incas, Pachacutec, pero de aquel esplendor apenas quedan unas ruinas con unas pocas piedras que no darian ni para hacer un cercado de cabras algo grande, ¡Una pena!.
La actual Cuenca es una pequeña y recoleta ciudad colonial que conserva excelentemente bien su patrimonio. Debe ser la ciudad mas golosa de Ecuador. Son abundantisimas sus confiterias y panaderias en donde expenden todo tipo de bolleria y dulces y sus mercadillos estan llenos de tenderetes con todo tipo de confituras. El que hay junto a la catedral nueva es especialmente grande y apetecible: dulces de todos los colores y formas con adornos de lo mas sugerentes se apilan, unos sobre otros, hasta formar torres entre las que sobrevuelan cientos de abejas (deben contener mucha miel). La verdad es que da un poco de cosa cruzar entre esos enjambres revoloteando de dulce en dulce.
Por la noche me voy a dormir al refugio de montaña que tiene el parque nacional Cajas, para aprovechar el dia desde tempranito visitando el parque. No habia nadie en el refugio y hacia un frio de narices (me recuerda el Camino de Santiago del Norte que hice hace unos años en que me toco dormir solo en un monton de albergues y, en algunos, como en este con un pelin de "cangüelo").
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