La “Muy Noble y Leal Ciudad de Minas de Guanajuato” desde sus orígenes en 1570 fue un importante centro minero con ricas minas de oro y plata (aun hoy se siguen explotando algunas, cuatro siglos y medio después), habiendo sido –por avatares del destino y la historia- nombrada temporalmente capital de México por Benito Juárez.
Guanajuato es como una gran topera o como los subterráneos del típico castillo medieval de “Dragones y Mazmorras” con todo su subsuelo recorrido por cantidad de túneles subterráneos -con pinta de pasadizos secretos- con cantidad de curvas y escaleras que que no sabes –al menos yo- a donde conducen. Es todo un espectáculo entrar en esos enormes túneles (¡que están llenos de gente … esperando el autobús! pues su circulación vial principal discurre por esos subterráneos) y salir por cualquiera de sus múltiples escaleras y ver a donde te conducen … y volver a repetir la jugada por cualquier otro de los túneles de su laberíntico trazado. Buen ejemplo de esto es la “subterránea”, como llaman a la calle Miguel Hidalgo que es una de sus principales atracciones turísticas. La mayoría de sus túneles eran antiguamente los cauces del rió y las vaguadas que canalizaban el agua entre los diversos cerros que forman la ciudad y que, después de una gran inundación que hubo, se canalizaron entubándolos bajo tierra, aprovechando los cauces para hacer los actuales subterráneos. ¡¡Increíble, son como unas modernas “catacumbas”!!.
En la superficie Guanajuato es también una pura cuesta, construida sobre las diversas colinas que forman su accidentada orografía. También es, por supuesto, “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, y con todo justicia. Es, además, la sede del famoso “Festival Internacional Cervantino”, por lo que la llaman la “Ciudad Cervantina de América” (llevan 55 años representando los “Entremeses de Cervantes” y, con el tiempo, se ha convertido, seguramente, en el mas importante evento cultural y artístico de cuantos se celebran en América Latina.
Buen prueba de su incesante actividad cultural son sus ¡¡ 14 museos!! su Universidad y varios centros culturales con continuas programaciones culturales que le dan a esta ciudad mucha “vidilla”.
La ciudad me recuerda mucho a otras españolas, sobre todo a Granada en su barrio del Albahicin, con sus cuestas, callejas, callejones y plazoletas por donde es fácil perderse … pero no tiene importancia porque cada calle es un descubrimiento.
Fuera del monumental y precioso casco histórico, con sus espectaculares edificios e iglesias: teatro Juárez, la Alhóndiga, los templos de la CIA. de Jesús, San Diego, San Roque, la Basílica de Ntra. Sra. de Guanajuato, etc., y de sus pequeñas pero coquetas plazas y jardines (de la Unión, el Baratillo, de la Reforma, etc., etc..) también sus barrios merecen una visita. Cada barrio ocupa una colina y son una locura de color –cada casa pintada de un vivo color- y un laberinto de calles, callejones, puentes y escaleras en un continuo subir y bajar y torcer para un lado y para el contrario.
¡¡Preciosa e interesantísima ciudad!!.
Guanajuato es como una gran topera o como los subterráneos del típico castillo medieval de “Dragones y Mazmorras” con todo su subsuelo recorrido por cantidad de túneles subterráneos -con pinta de pasadizos secretos- con cantidad de curvas y escaleras que que no sabes –al menos yo- a donde conducen. Es todo un espectáculo entrar en esos enormes túneles (¡que están llenos de gente … esperando el autobús! pues su circulación vial principal discurre por esos subterráneos) y salir por cualquiera de sus múltiples escaleras y ver a donde te conducen … y volver a repetir la jugada por cualquier otro de los túneles de su laberíntico trazado. Buen ejemplo de esto es la “subterránea”, como llaman a la calle Miguel Hidalgo que es una de sus principales atracciones turísticas. La mayoría de sus túneles eran antiguamente los cauces del rió y las vaguadas que canalizaban el agua entre los diversos cerros que forman la ciudad y que, después de una gran inundación que hubo, se canalizaron entubándolos bajo tierra, aprovechando los cauces para hacer los actuales subterráneos. ¡¡Increíble, son como unas modernas “catacumbas”!!.
En la superficie Guanajuato es también una pura cuesta, construida sobre las diversas colinas que forman su accidentada orografía. También es, por supuesto, “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, y con todo justicia. Es, además, la sede del famoso “Festival Internacional Cervantino”, por lo que la llaman la “Ciudad Cervantina de América” (llevan 55 años representando los “Entremeses de Cervantes” y, con el tiempo, se ha convertido, seguramente, en el mas importante evento cultural y artístico de cuantos se celebran en América Latina.
Buen prueba de su incesante actividad cultural son sus ¡¡ 14 museos!! su Universidad y varios centros culturales con continuas programaciones culturales que le dan a esta ciudad mucha “vidilla”.
La ciudad me recuerda mucho a otras españolas, sobre todo a Granada en su barrio del Albahicin, con sus cuestas, callejas, callejones y plazoletas por donde es fácil perderse … pero no tiene importancia porque cada calle es un descubrimiento.
Fuera del monumental y precioso casco histórico, con sus espectaculares edificios e iglesias: teatro Juárez, la Alhóndiga, los templos de la CIA. de Jesús, San Diego, San Roque, la Basílica de Ntra. Sra. de Guanajuato, etc., y de sus pequeñas pero coquetas plazas y jardines (de la Unión, el Baratillo, de la Reforma, etc., etc..) también sus barrios merecen una visita. Cada barrio ocupa una colina y son una locura de color –cada casa pintada de un vivo color- y un laberinto de calles, callejones, puentes y escaleras en un continuo subir y bajar y torcer para un lado y para el contrario.
¡¡Preciosa e interesantísima ciudad!!.
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