Uruguay: una playa inmensa

Uruguay es un pais minusculo -en dimensiones y comparado con sus gigantescos vecinos: Brasil y Argentina- y aqui los viajes en autobus entre un destino y otro son un paseo que no te permite casi ni echar una cabezadita. Hoy me he recorrido medio pais en poco mas de 3 horas. He llegado al albergue de Punta del Este y he dedicado el dia a hacer las labores propias de mi condicion: la colada; cargar las pilar de todos los aparatos electricos que llevo: movil, mp4, camara de fotos, etc. Estoy solo en el albergue al ser temporada baja. Por aqui pasando carnaval y hasta los meses de junio/julio apenas hay movimiento, salvo los fines de semana en que, por su proximidad, esto se llena de domingueros argentinos. He visitado Maldonado, la ciudad a la que pertenece la famosa Punta del Este, y es como un pueblo de los de antes: niños jugando en la plaza, mamas de tertulia en los bancos del parque, jubilados jugando al domino y al ajedrez en los bancos de las calles en sombra, monton de gente paseando en bici, adolescentes tonteando en las heladerias, etc.... Mañana ire a ver las famosas playas de Punta del Este. Veremos.



22.3.09:

Punta del Este es como la Marbella del Uruguay: mogollon de residencias suntuarias, torres altisimas de apartamentos, kilometros de playas lisas con una arena especialmente fina, marinas llenas de yates a lo jeque arabe, etc, etc.. Pero, en esta epoca pasear por aqui tiene algo de irreal: docenas de terrazas por los paseos maritimos casi desiertas y una legion de camareros invitandote a tomar asiento para consumir algo (camareros que en epoca alta y, dada la pinta que yo suelo llevar, no se dignarian ni a darme la hora), guardachoche indicando a los pocos coches que pasan que tienen hueco para aparcar (!cuando hay cientos de huecos libres!), docenas de artesanos vendiendo sus manufacturas sin nadie a quienes vender. Es como si nadie se diera por enterado que ya paso la temporada alta y todo estuviera diseñado para atender a miles de turistas (que hoy somos solo unas pocas docenas y -por las pintas- casi todos pobres como yo).



Solo el puerto esta animado con los puestitos de los pescadores que preparan y venden sus capturas del dia a pie de barco en el malecon del muelle. Su habilidad limpiando y preparando los pescados a gusto del cliente, en filetes particularmente, es asombrosa. Pero mas asombroso aun es el coro de !lobos de mar! que, en el agua o en el mismo muelle, estan esperando su racion de los desperdicios de esos pescados: tripas, raspas, cabezas, pieles, etc.. Son enormes, como bueyes de gordos, y no dejan de reclamar su pitanza con unos gruñidos estruendosos para llamar la atencion de los limpiadores de pescado. Cada vez que lanzan los restos de una pez se forma una algarabia de lobos disputandose el botin que es la leche. En cuanto me ven enchufarles con la camara para la foto, se ponen como haciendo posesy es que saben que cuando hay foto.. hay comida, pues los pescadores te dan alguna sobra para poder hacer la tipica foto de: "güiri dando de comer a lobo marino" para, despues y aprovechando el favor, tratar de venderte un kilo de mejillones, gambas, corvina o lo que sea que vendan.

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